lunes, 8 de enero de 2018

Napoleón Bonaparte.

Solitario, egocéntrico, enérgico y mordaz, autor de alguna de las frases más célebres de la Historia, Bonaparte fue también el genio de la guerra, el hombre que tuvo media Europa a sus pies: un Imperio que comenzó con un desplante al Papa Pío VII.

Catedral de Notre Dame, en París. 2 de diciembre de 1804. Cuando todo el mundo espera que el arrogante Napoleón se incline por una vez ante alguien, el Papa Pío VII, el corso no solo no se arrodilla sino que arrebata la Corona al Suno Pontífice y se la coloca en la cabeza. El mensaje queda claro: Napoleón es emperador de los francerses, es cierto, pero no por la gracia de Dios, sino por el propio esfuerzo y los méritos del beneficiado. El Antiguo Régimen está herido de muerte.

Después, Napoleón nombra emperatriz a Josefina. Napoleón había entrado en la catedral como cónsul vitalicio y salía  hecho todo un emperador de ella. Atrás quedaban sus triunfos militares en Italia (1796-1797), donde hizo y deshizo a su antojo, paro a cambio acumuló victorias.

"Reservado y trabajador, prefiere el estudio a toda clase de recreo; gusta de la lectura de los buenos autores. Solencioso y amante de la soledad. Caprichoso, altivo y extremadamente propenso al egoísmo, de pocas palabras, enérgico en sus respuestas, pronto y mordaz en la réplica, con mucho amor propio y aspoirando a todo". Así lo describían sus superiores cuando era un joven cadete de la Escuela de Artillería de 15 años. En el momento más culminante de su poder, su imperio comprendía Francia, las anexionadas Bélgica y Holanda y todo los territorios a la izquierda del Rhin. Además, gracias a la política de poner gente leal en los puestos de impostancia - o directamente a sus familiares- controlaba los reinos de Nápoles y España.

Napoleón nació un 15 de agosto de 1769 en Ajaccio, Córcega. Su madre, Letizia Ramolino, dio a luz a 13 hijos pero sólo 8 llegaron a ser adultos (José, Napoleón, Lucién, Luís, Elisa, Paulina y Carolina). El segundo varón fue un hombre imaginativo y un poco déspota, que nunca creyó en ideas políticas ni grandes ideales, salvo lo que pudiera conseguir por sí mismo.

Su padre, Carlos María Bonaparte, se opuso al control de Córcega por parte de los franceses, apoyando primero y enfrentádose después, al líder de los insurgentes corsos, Pasquale Paoli. Como premio por este cambio de bando, Napoleón pudo entrar en la Escuela Militar de Brienne y luego en la Escuela Militar de París. Fue allí donde se imbuyó del espíritu de la Ilustración con autores como Russeau, Voltaire y Maquiavelo.

Gracias a los contactos se convierte en capitán del cuerto Regimiento de Artillería. Su primera victoria fue en el asedio naval de Toulón contra la Armada Inglesa (17 de diciembre de 1793) Después de eso, se convierte en el protegido del diputado del Directorío girondino Barrás, que sale con Josefina. Pronto es el comandante supremo del Ejército del Interior, con la misión de reprimis a los campesinos monárquicos de la Vendeé.

Es por aquellos días que se enamora de la caribeña Josefina de Beauharnais, viuda, con dos hijos, y mayor que él. El 9 de marzo de 1796 Napoleón y Josefina se casan, con el beneplácito de Barrás. Al día siguiente Napoleón partía a Italia como comandante en jefe.

La relación matrimonial estuvo marcada por las frecuentes infidelidades de ambos. Por esta razón se divorciaron en 1809, aunque no perdió el contacto la pareja mas que con el primer encierro del marido en Elba. Napoleón necesitaba un descendiente para inaugurar una dinastía, y Josefina era estéril y manirrota.

La segunda gran campaña de Napoleón fue en Egipto. Tuvo que regresar a los pocos meses, dejando allí a parte sustancial de sus tropas. Los británicos le habían cortado con su flota su línea de suministros tras una batalla naval en el Delta del Nilo, y el Directorio necesitaba un espadón militar con prestigio para mantener los logros revolucionarios. Tras una parodia legal, tres cónsules asimen el poder: Bonaparte, Roger Ducos, y Sieyés. En la práctica estamos ante un dictador y dos marionetas. Tras la Paz de Amiens, Bonaparte desecha a sus dos compañeros y se convierte en cónsul vitalicio. Inglaterra responde a su coronación como emperador conspirando con los monárquicos, y Napoleón aplaca esa oposición a su voluntad, liquidando al duque de Enghien, un Borbón

Napoleón trata de comprobar si puede transformar su posición a la de una monarquía hereditaria. Al principio sus ejércitos son imbatibles en tierra, y las potencias aliadas tienen que avenirse a pactar con él tras la derrota de Austerlitz. El problema es que no puede acabar con el bloqueo de la Armada inglesa porque los oficiales de su Marina son inexpertos, o como en el caso del Almirante Villeneuve, directamente imbéciles. De ahí el chasco de la batalla de Trafalgar y de sus intentos de llevar la guerra a la campiña inglesa.

En los territorios ocupados por los soldados franceses se aplicaba el Código Napoleónico, una serie de reformas de las finanzas, de obras públicas, de censos, y de abolición de los antiguos derechos señoriales. Las potencias antibonapartistas se dieron cuenta de que debían conservar algunas de estas reformas si querían echar al intruso corso y poder batir un día a sus ejércitos.

En 1808, un enemigo que tanto la Francia del Antiguo Régimen como la republicana habían despreciado, España, emplea una guerra de guerrillas popular para combatir a los franceses. Napoleón no había tenido problemas para derrotar a los campesinos monárquicos contrarrevolucionarios de la Vendeé pero los guerrilleros españoles eran un calco de los Hombres del Minuto estadounidenses. Eran imbatibles para un ejército regular en campo abierto. La idea de pueblo en armas de la Revolución Francesa se volvía contra los que la habían inventado.

Cuando decide someter Rusia, un país de campesinos, con unas grandes diferencias sociales, se encuentra con que es muy fácil adentrarse en el país de los zares, incluso llegar a Moscú, pero las distancias, el invierno, y la imposibilidad de abastecer un ejército a tanta distancia se volvieron contyra Bonaparte. Los soldados más experimentados de la Grande Armeé mueren congelados u hostigados por los cosacos en 1813.

Sus enemigos europeos habían aprendido sus tácticas ya, y con un ejército de jovencitos, Napoleón no podía hacerles frente. El 6 de abril de 1814 Napoleón abdica y es enviado a una pequeña isla del Mediterráneo, Elba. Allí recibe la noticia de que Josefina ha muerto, lo que le deprime durante varios días. Letizia Ramolino dijo al respecto: "Esa mujer le ha hecho daño hasta el final".

Hasta Elba llegaron las noticias de que Luis XVIII intentaba establecer los privilegios de la nobleza, lo que le animó a escapar de la isla.  Al frente de un pequeño pero creciente número de hombres atravesó Francia hasta llegar a París y hacer huir a Luis XVIII, con el beneplácito del pueblo. Pero Bonaparte, sus ambiciones militares y las muertes aparejadas a ellas también cansan al pueblo francés. Bonaparte pierde la batalla de Waterloo ante un alivio general en 1815. Es conducido a un islote en el Atlántico Sur donde morirá por una combanación de humedad, soledad y cáncer de estómago dada la imposibilidad de conseguir alimentos frescos que tenían los oficiales franceses en el campo de batalla. La guerra lo convirtió en un dios; el abuso de los favores del dios Marte lo convirtió en un hombre enfermo, melancólico y amargado. 


Para ver:
Película NAPOLEÓN (2023), de Ridley Scott.


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