viernes, 3 de agosto de 2018

Unos arqueólogos reconstruyen el cráneo de Julio César.



Con motivo del nuevo libro sobre el militar y político romano del escritor de los Países Bajos Tom Buitejdorp sobre las campañas militares durante la Guerra de las Galias en torno al río Mosa, el Museo Nacional de Antigüedades de Leyden ha decidido reconstruir el cráneo de Julio César a partir de un busto deteriorado expuesto en este museo. Los antropóloga forense Maja D´Hollosy ha tenido que añadir con programas informáticos parte del rostro como las orejas y la barbilla a partir de un segundo busto, el de Tusculum, y el resultado es este.

La forma abultada de la cabeza, en forma de bombilla, nos hablan de un parto difícil que debió poner a prueba las habilidades de la comadrona. La mortalidad de los bebés y las madres romanas a consecuencia del parto era muy alta, y las nodrizas y las esclavas encargadas de ayudar a las comadronas - conocidas como doulas- estaban equipadas con cuchillas para trocear al niño en caso de que la vida de la madre corriera peligro.

Un peligro que no terminaba con un parto feliz, porque el pater familias podía no reconocer al bebé como de su propio linaje, por lo que eran muchos los niños expuestos en la Columna Lactaria para que se los llevase el primero que deseara atender sus necesidades o para que el frío y las ratas los liquidasen.

Otro detalle que queda demostrado es el de la calvicie de Julio César. El líder romano se ponía la variente del peluquín de su época para disimularla, una corona de laurel.

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