Los ofidios han sido temidos, despreciados y adoradas como divinidades a lo largo de la Historia. Están presentes tanto en el panteón egipcio como entre los dioses aztecas ( Quezaltcoalt, la Serpiente Emplumada).
Ahora se añade al panorama del culto a las serpientes una fugurita encontrada en los gélidos paramos de Finlandia.
El artefacto (2000 a de C aproximadamente) ha sido descubierto en 2020 por un equipo de arqueólogos en Järvensund, en el sudoeste de Finlandia. Es una escultura de serpiente de 21 pulgadas. Fue tallada con un punzón por un artista del Neolítico.
Se habñian encontrada esculturas de serpientes en yacimientos arqueológicos en el Báltico Oriental y de la zona de los Urales, hechas de arcilla, madera, hueso o ámbar. Son menos conocidas y frecuentes las figuritas de otros animales como las aves marinas y los renos.
Los zoólogos consultados piensan que se trata de una representación de una culebra de hierba (Natrix Natrix) o de una víbora europea (Vípera berus).
No se sabe si la figurita es un juguete infantil o un artefacto con propósitos rituales y religiosos. Tampoco se sabe si su primer propietario la perdió o la enterró con fines religiosos. Sí se sabe que los chamanes sami se convierten en serpientes en sus trances. Y que las serpientes aparecen en las manos de seres humanos en las representaciones pictóricas rupestres de la región.
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