El primer gran asalto al tren (1979).

 

Película de aventuras basada en una novela del escritor de technothriller Michael Crichton. Esta nos lleva al despliegue de ingenio que el ladrón de guante blanco Pierce el Caballero (Sean Connery) y el cerrajero de cajas fuertes Agar (Donald Shutherland) tiene que emplear para robar de un tren en marcha las pagas del ejército que lucha en Crimea en 1855.

Pierce es un tipo refinado, capaz de alternar en sociedad así como de defenderse en los bajos fondos de Londres. Lleno de recursos, con la ayuda de Agar, del cochero Barlow, del ladrón con escala Willie el Limpio, de su amante Miriam y del empleado del furgón de Correos desleal Burguess, entre otros elementos del hampa victoriana, logrará su objetivo.

Primero Pierce y Agar tienen que apoderarse de las cuatro llaves de la caja fuerte, que están en cuatro sitios diferentes y luego hacer la hazaña de robar el vagón. El plan no sale como esperaban pero el hecho ( spoiler) es que se hacen con un jugoso botín.

Probalemente, en el robo de la vida real, simplemente se las tuvieron que ingeniar para superar los obstáculos. La película ganaría si hubiese enfrente una poderosa mente de la ley para aguarles la fiesta, con un jugoso enfrentamiento final, pero el caso es que en el robo de 1855 no hubo nadie a la altura frente a Pierce y Agar.

Otra cosa es que Miriam tiene que exagerar el tono ampuloso de las mujeres de clase alta y media victorianas para manipular a los hombres, y Crichton, como director, se le va la mano con eso. Las escenas en el techo del tren están logradas, muestran lo difícil que es moverse sobre un tren en marcha, aunque sea de vapor, sin salir despedido. También muestran lo conectadas que estaban las vidas de los miembros respetables de la sociedad victoriana y del hampa. Los pobres necesitaban a los ricos para rapiñarles y sobrevivir un día más, y los ricos buscaban a los hampones en busca de placeres prohíbidos como la lucha de los perros contra las ratas y la prostitución- leáse todo lo que no se puede hacer con las esposas.