Lo humillaron y encerraron de niño y se vengó conun sadismo desbocado. Se hizo coronar como zar, el título de los Césares, y levantó un imperio a sangre y fuego, torturando sin piedad a sus súbditos. Uno de sus últimos actos de crueldad: matar a su propio hijo y heredero.
El zar Ivan IV se jactabade haber violado a mil vírgenes y de haber inmolado a los hijos que resultaron de estos coitos. Escaldaba a sus enemigos y hacía que inscribieran a fuego en su piel la frase: "Sin un terror semejante no es posible la Justicia en el mundo". Después de la siesta visitaba las mazmorras para asistir al suplicio de los reos.
En una ocasión se encontró en palacio con su nuera Elena. Considerando que no iba vestida adecuadamente respecto a su rango de princesa, empezó a apalearla con un grueso bastón. El zarevitch intentó aplacar a su padre y recibió un golpe en la cabeza que lo mató. El zar llevó sus remordimientos a tal extremo por este acto que lo dejaba sin sucesor que ayunó y rezó como duelo mientras se daba cabezazos contra el suelo de la iglesia de palacio.
Los historiadores dicen que este carácter extremo se forjó durante la infancia mientras los boyardos lo humillaban, regateándole la manutención y la comida, mientras gastaban el erario público en objetos lujosos como una vajilla de plata como si se tratase de bienes hereditarios. Por lo menos eso escribía el zar Iván IV a un allegado.
Iván IV Vasilievitch, más conocido como Iván el Terrible, era hijo de Basilio III, príncipe de Moscú, y de Elena Glinskaya. Su padre lo asocio al trono como heredero a los 8 años, poco antes de fallecer, y su madre no le sobrevivió mucho más. Quedaba abandonado a su suerte y a la rapacidad de los boyardos.
Los abusos de los clanes de boyardos - Glinski, Shuiski, Belski y Obolenski- contra el joven zar se sucedieron hasta los 13 años en los que el joven Iván decidió vengarse y restituir su autoridad. Convocó a los miembros del clan Shuiski a un banquete a allí los acusó de haber abusado de su dependencia a la hora de gobernar y de haberle humillado.
A una señal suya los guardias agarraron al líder del clan Shuiski, el príncipe Andréi, y lo echaron a la calle, donde lo devoró una jauría de perros hambrientos entrenados para matar. Pese a este castigo ejemplar, los boyardos siguieron tratando de torear la autoridad de Iván Iv hasta que cumplió los 17 años.
Iván IV, no obstante, no estaba falto de genio políticoy militar. Había leído mucho en palacio sobre los Imperios babilónico y sobre el Imperio romano, por lo que decidió coronarse como Zar, es decir César, y atender a la expansión territorial del principado de Moscú. Fue coronado por el patriarca Macario, que conocía los planes militares del muchacho y lo apoyaba en la catedral de la Asunción en San Petersburgo el 16 de enero de 1547. Poco después se casaba con la princesa Anastasia Romanovna, quien fue su más eficaz consejera.
A pesar de sus impulsos violentos, el joven zar impulsó las artes e introdujo la imprenta en Rusia. Además era un cristiano devoto que cumplía rigurosamente los preceptos de la Iglesia Ortodoxa, aunque no le temblaba el pulso si tenía que ejecutar a algún clérigo desleal.
En 1547 se quemó parte de la capital, Moscú, una ciudad de edificaciones de madera, Corrió el rumor de que el incendio había sido causado por agentes de los clanes de boyardos, por lo que Iván IV decidió responder recortando elpoder de la nobleza y fortaleciendo la administración central.
El principado de Moscovia, tal y como se llamaba por entonces Rusia estaba rodeada de kanatos tártaron que franeban su expansión y consituían una importante amenaza como el de Kazán y el de Astrakán, así como los tártaros establecidos en Crimea, al norte del Mar Negro.
En 1552, aprovachando una tregua en el pulso militar que mantenía con Polonia y Lituania, Iván Iv asedió la capital del kanato de Astrakán coon la ayuda de 150 cañones. Un mes después los soldados rusos penetraron en la ciudad y asesinaron a toda la nobleza tártara. El zar ordenó que la población musulmana fuera sustituída por colonos rusos y se destruyeron las mezquitas para construir sobre sus ruinas preciosas iglesias ortodoxas.
Ivan el Terrible hizo una entrada magistral en Moscú portando una armadura plateada. Tras tres siglos sometodos a los tártaron, Rusia podúia respirar tranquila y abordar un futuro prometedor, tal y como esribiría el patriarca Macario.
En 1554 lanzó a sus soldados contra el kanato de Astrakán, cuyos líderes se rindieron tras una breve campaña militar. Aquelas victorias añadieron un millón de kilómetros a los dominios de Rusia, que empezaba a transformarse en una gran potencia.
Enardecido con la idea de construir un gran imperio, Iván IV invadió Livonia, una pequeña nación ubicada en la costa del mar Báltico ( parte de cuyos territorios corresponden a las actuales Estonia y Letonia). Pero aquella aventura militar la costó cara ya que no obtuvo una victoria clara tras 25 años de combates y mermó sus arcas.
En aquella época murió Anastasia, dicen las malas lenguas que envenenada. Iván IV pensó que si Dios había querido que sus consejeros le arrebbtasen a una compañera que adoraba, tenía autorización para comportarse como una bestia sanguinaria. Creía que sus arrebatos violentos eran bien vistos por Dios, que apreciaba la violencia encaminada a un buen propósito, a la actitud de los autócratas decididos frente a los timoratos y débiles.
Iván IV crea la Oprichnina, una policía política que sembró el terror y fulminó el poco poder que les quedaba a los boyardos. De aquella purga surgió una niueva burocracia y grandes latifundios que quedaron en manos del zar.
Los rusos de a pie aprendierona temer a la Oprichnina, que mutilaron y asesinaron a golpes a centenares de campesinos y artresanos en la ciudad de Novgorod. Se instalaron tribunales que aplicaron penas extremas como la mutilación a los sospechosos de conspirar contra el Estado. Se descoyuntaban y rompían los huesos, se marcaba con hierro candente al siospechoso o se le inflingía penas de azotamiento con el knut, el famioso látigo cosaco. Bastaba un simple rumor y las Oprichnina se ponía en marcha.
En sus últimos años, Iván el Terrible encargó a Yermak Timofeyevitch, un líder cosaco, que explorase Siberia e instalase colonos rusos en esas tierra pero no vio los resultados porque murió en 1584. Los historiadores clásicos siempre creyeron que la sífilis mató al zar, pero análisis recientes desvelaron la presencia de altas dosis de mercurio. Fue enterrado al lado del hijo que había matado con su bastón de hierro en un acceso de locura demente. Su otro vástago no tenía una salud mental propicia para gobernar. El zarevitch Feodor se apoyó en su cuñado Borís Godunov, que prono gobernaría Rusia en su lugar.

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