sábado, 16 de julio de 2022

El Clotilde, el último barco negrero estadounidense.


 Los atraparon en lo que hoy es Benín, en áfrica. Los transportaron en la exsisiante bodega del Clotilda y a los que sobrevivieron los vendieron como esclavos. Esto ucedió en Etados Unidos cuando la trata de esclavos era ya ilegal en el país desde 1808. Un documental apoyado por los Obama recupera esta trágica odisea que enfrenta a los norteamiericanos con un lado terrible de su historia.


 

 

En 1860 llegaba al puerto de Mobile (Alabama) una goleta de dos mástiles. Su carga era 110 cautivos entre hombres y mujeres adultos y niños. Fue el último barco con carga de "ébano" que llegó a las costas estadounidenses.

En enero de 2022 se estrenó en el festival de cine de Sundance un documental llamado DESCENDANT, coproducido por la productora del ex presidente Barack Obama y su esposa, Michelle. Este producto pretende contribuir a la reconciliación entre los descendientes de esclavos y los descendientes de los blancos que los poseían o, por lo menos, eran sus capataces o traficaban con ellos. De hecho la mayor parte de los 47 millones de ciudadanos estadounidenses de raza negra descienden de personas a las que sus amos blancos consideraban una mera mercancia.

"El pasado nunca muere,; ni siquiera es pasado"; esta frase del escritor sureño William Faulkner, blanco, es dramaticamente cierta y en pocos lugares el peso de la esclavitud es tan palpable como en Africatown, el pueblo levantado por los libertos del Clotilda y que actualemnte es un barrio lleno de solares, casas en ruinas y matorrales.


Frente a esta desolación, como si la Reconstrucción del presidente Ulisses S. Grant jamás hubiese sucedido, el Gobierno de Mobile está en manos de un puñado de familias blancas. Especialmente los Meaher, los contrabandistas de esclavos que jamás fueron castigados por las autoridades federales porque la   "negrada ilegal" jamás apareció. A mediados del siglo XIX esta clan familiar poseñ´ía plantaciones, serrerías y barcos de vapor. 

La negrada ilegal no apareció porque Timothy Meaher repartió sus cautivos entre el capitán del barco a cambio de su silencio, su hermano y otros plantadores que habían participado economicamente en la empresa.

Terminada la Guerra de Secesión los negros libertos del Clotilda quisieron hablar de responsabilidades con los Meaher pero estos se negaron, aunque habían traficado con esclavos en 1860, siendo esta una actividad ilegal castigada con la horca.

Según parece el viaje del Clotilda tuvo su origen en una apuesta entre caballeros del Sur, en medio de una timba de cartas. Meaher apostó a que eraa capaz de traer esclavos desde áfrica Occidental sin ser castigado ni descubierto por los aduaneros.

El Clotilda, un carguero de madera reconvertido en negrero, había partido del áfrica Occidental, desde la ciudad de Ouidah, un emporio comercial dedicado a la trata de esclavos entre los reyezuelos locales y sus clientes europeos y musulmanes. Las autoridades dahomeyanas de Ouidah le entregaron al capitán del Clotilda un centenar de prisioneros de guerra yorubas, igbo y de otras etnias a cambio de oro.

Terminada la guerra de Secesión en 1865 Cudjo Lewis, el líder de los esclavos del Clotilda, le pidió a Meaher que los repatriara, a lo que este se negó. Así que los libertos decidieron levantar una población en unos terrenos propiedad de sus antiguos amos a cambio de una fuerte suma.

Nadie se interesó por estas buenas gentes ni por el chanchullo de Meaher hasta que el pecio del Clotilda apareció en 2018. La noticia saltó a la CNN, The New York Times y otros grandes medios de comunicación galvanizando a la comunidad negra de Mobile

El arqueólogo Ben Reines encontró el Clotilda donde confluyen cinco ríos que forman un gran estuario. Por sus aguas nadan caimanes y tiburones. "En esta zona ya se han encontrados los restos de 234 barcos hundidos. El más antiguo es del siglo XVI. Pero esa no es la razón por la que los arqueólogos no hayan encontrado hasta ahora el Clotilda.. También Timothy Meaher mintió sobre dónde estaba el pecio a las autoridades", explica Reines.

Cuando ya no tuvo nada que temer porque su delito había prescrito indicó que el capitán del barco le había pegado fuego para no tener que cargar con las pruebas de un gravísimo delito federal. Esto es cierto, porque hay huellas del fuego en la tablazón de las cubiertas. Pero el lugar que Indicó a las autoridades no era cierto, y no por error. Los Meaher siempre supieron donde estaba el pecio. Reiner lo encontró gracias a una indiscrección de una persona del círculo cercano a la familia. Los arqueólogos subacuáticos lo estaban buscando demasiado al norte.

Algunas de las piezas del barco se exhibirán en un museo improvisado en Africatown, así como se haarán pruebas de ADN en los restos de madera para probar que fue una nave dedicada al comercio de "madera de ébano".

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