En una ocasión, por un tema de rediagnóstico, fui ingresado en una unidad de psiquiatría. Allí se confiscaban los mecheros para evitar que quemásemos los colchones y la lencería de cama. Siempre tenía que haber alguien fumando porque los que lo hacían encendían los cigarrillos con las brasas del anterior en las zonas comunes.
Ahora se están quemando zonas de especial valor ecológico en España. Muchos de los fuegos, como el de la Sierra de la Culebra (Zamora) se deben a causas naturales pero otros son por culpa de descuidos en las quemas de rastrojos para regenerar el suelo, por venganzas entre vecinos, para encubrir un delito, por colillas mal apagadas o cristales que sirven como retardantes. Solo el 4 por ciento de los incendios están causados por los pirómanos.
¿Es un pirómano todo aquel que incendia un bosque? No. Los pirómanos son enfermos mentales con un posible pasado de abusos sexuales y psicólogicos como mochila, de familias muchas veces desestructuradas, con problemas interpersonales y pocos recursos frente al stress de la vida cotidiana, que sientes una fascinación casi sexual por el ondular de las llamas, a las que han llegado a comparar con un falo en pleno coito. La mayoría resuelve las situaciones de tensión insoportable utilizando un retardante como una caja de cerillas con mecha, piña recubierta de resina o un vidrio roto. El movimiento de las llamas los tranquilizan y muchos de ellos participan en las tareas de apagado del fuego solo para estar cerca de las llamas.
La Policía investiga a aquellos que se acercan antes que los retenes de bomberos y la Guardia Civil para ofrecer su colaboración y remolonean a la hora de evacuar el lugar como civiles.
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