jueves, 11 de agosto de 2022

UNA HISTORIA DEL BRONX.


 Chazz Palminteri es un actor que solía salir en las películas de los noventa en las películas de gangsters. Interpretó al juen siciliano Giovanni Falcone en FALCONE. UN JUEZ CONTRA LA MAFIA y en la película cómica UNA TERAPIA PELIGROSA, donde hacía del mafioso antagonista. Pero antes de todo esto hacía obras de teattro off Broadway  donde interpretaba 18 personajes en un monólogo acerca de lo complicado que es crecer en una barriada obrera de Nueva York.

Palminteri y Robert de Niro interpretaban en esta película a los dos mentoras pedagógicos y adultos de referencia de un niño, y posteriormente adolescente, llamado Calógero, que es, oh sí, Palminteri de joven.

Calógero es hijo de Lorenzo, un conductor de autobuses de cercanías. Un día ve como un hombre, el capo de bajo rango del barrio, Sonny, mata a otro, en teoría por la plaza de aparcamiento. Calógero es interpelado por la policía a señalar a Sonny, cosa que el chico   rehusa diciendo que no está en la rueda de reconocimiento. Sonny empieza a tomarle afecto y a actuar como un padre oficioso con Calógero, aunque las tensiones derivadas del hecho de que el adulto pertenece al crimen organizado, estallen en un momento de la película con motivo del préstamo de un coche.

Sonny es un hampón vinculado al mundo de las apuestas con una banda de hombres de lo más estrafalaria. Aparte de las apuestas, en ningún momento vemos en qué clase de negocios anda metido. Calógero ve en Sonny y sus hombres como una especie de guardianes del barrio que llegan a emplear la violencia por mantener los intereses de los comerciantes de la zona. Es una especie de extorsión: paz en el barrio a cambio de impunidad para Sonny.

Tanto Sonny como el padre de Calógero, Lorenzo, intentan guiar la vida de sus hijos con mensajes convergentes. Sonny llega a salvarle la vida al apartarle de las malas compañías. Solo que Calogero no llega a tiempo para salvar a Sonny de su pasado, de las consecuencias de aquella disputa por el aparcamiento, que no fue tal. (El sustituto de Sonny no da más detalles a Calógero).

La película habla de los modelos de adulto a los ojos de un muchacho. Un gangster aparentemente no es un buen modelo, pero lo cierto es que Pablo Escobar educó bien a sus hijos. En una escena de LOVING PABLO se muestra al capo del cártel de Medellín mostrando a su hijo un bloque de pasta de cocaína y advirtiéndole de los riesgos de las drogas. "Comerciamos con esto. No lo tomamos", dice.

Al Capone mostraba interés por lo que les pasaba a los niños de las barriadas donde hacía contrabando de alcohol y abrió comedores sociales para sus padres durante la Gran Depresión. Jamás hubiera aprobado una ejecución donde la víctima colateral pudiera ser una adolescente, como pasa al comienzo de LOS INTOCABLES.

Pero no nos engañemos. Tanto los carteles iberoamericanos como los mafiosos italianos reclutan niños y los educan en sus enfermizos valores de la omertá. Son niños que crecen con la idea de que ir a la cárcel no es un castigo por los delitos graves sino un trámite más y que matar, incluso a familiares, es bueno siempre que lo ordene el jefe de turno y se sigan las normas de la mafia. Y que la más que posible muerte violenta propia forma parte del juego. El hecho de que el capo de las apuestas que educó a Palminteri, se llamase Sonny o no, le permitiese vivir su infancia y adolescencia al que hoy es actor y padre de dos hijos, es de agradecer.

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