sábado, 4 de octubre de 2025

El informante Philip Cïtroen y su fotografía con un supuesto "Hitler" en Colombia.

Te doy un relato en prosa, en español y sin esquematizar, sobre Philip Citroën (a veces escrito Citroën/Citroen en las fuentes), su supuesta foto con Hitler en Colombia, otras apariciones y rumores durante los primeros años de la Guerra Fría (incluido el rumor de una conversión al islam y retiro en Oriente Medio), y por qué el gobierno de Javier Milei volvió a poner el tema sobre la mesa. Voy a señalar —a medida que cuento la historia— de dónde vienen las pruebas y qué opinan las instituciones y la historiografía estable.

Philip Citroën aparece en la literatura conspirativa contemporánea como un testigo que, décadas después de la Segunda Guerra Mundial, aseguró haber visto a Adolf Hitler con vida en Colombia. Según esas versiones, Citroën —de origen neerlandés— habría vivido en Venezuela y viajado con frecuencia a la región de Tunja (Boyacá), a unas pocas horas de Bogotá, por motivos laborales; en 1954-1955 habría detectado la presencia de un hombre al que los nazis locales trataban con señales de respeto y que, según él, era Hitler. Citroën llevó una fotografía —y, según algunas versiones, los negativos— a una oficina de la CIA; el material y la anotación del caso quedan reflejados en microfilmes y memos desclasificados que circulan desde la publicación de esos archivos (las referencias directas a estas notas están en los ficheros desclasificados de la CIA). Las fuentes que relatan la historia (y que la popularizaron entre 2017 y años posteriores) citan esa fotografía como la prueba central que presentaba Citroën, aunque las reproducciones que han salido a la luz son de mala calidad y su autoría y contenido han sido materia de disputa. cia.gov+1

Pese a la existencia de ese testimonio y de la mención en los papeles de inteligencia, las agencias y los expertos serios han mantenido una postura prudente o escéptica. Los archivos de la CIA muestran que la agencia investigó rumores y reports sobre Hitler en Sudamérica durante años, pero los agentes clasificaron muchas informaciones como no verificadas o de baja fiabilidad; en algunos momentos recomendaron cerrar la pesquisa por costos y remotas posibilidades de confirmar algo concluyente. En paralelo, el FBI desclasificó una colección de informes sobre “avistamientos” que ilustran que, entre 1945 y finales de los años cincuenta, circularon numerosos relatos de alguien que podría ser Hitler en diferentes lugares del continente —pero esos expedientes recogen pistas, cartas, rumores y avistamientos no confirmados, no pruebas forenses. La historiografía académica y las comprobaciones forenses han continuado sosteniendo que Hitler murió en el búnker en Berlín el 30 de abril de 1945, apoyándose en certificados médicos, testimonios de testigos en el bunker y evidencias dentales recuperadas por las autoridades soviéticas; por eso, la mayoría de los historiadores considera las historias de supervivencia como teorías conspirativas, a pesar del interés de los archivos desclasificados. Newsweek+2FBI+2

En cuanto a la “prueba” citada por Citroën: las versiones publicadas y las copias de la fotografía que han circulado tienen problemas técnicos e historiográficos. Los negativos originales, dicen algunas fuentes que los presentaron, estaban dañados; las copias disponibles en archivos son de baja resolución y la identificación de la persona en ellas como Hitler no fue hecha mediante un peritaje indubitable que haya convencido a la comunidad científica. Autores y divulgadores como Abel Basti han tratado de reconstruir la cadena (documentos de identificación, testimonios locales, localización del edificio que aparece en la foto), y presentan la foto como prueba primaria; sin embargo, muchos peritos y fact-checkers señalan que la imagen no aporta, por sí sola, identificación concluyente y que el propio expediente de la CIA mostró escepticismo interno. En suma: la “prueba” de Citroën existe en forma de fotografías y notas en archivos, pero su fuerza probatoria es débil y controvertida. Wikipedia+1

La idea de que Hitler “fue visto” en distintos puntos tras 1945 no es nueva ni exclusiva de Colombia. En las décadas inmediatamente posteriores a la guerra circularon avistamientos en Sudamérica (Argentina, Brasil, Paraguay, Chile y, en este caso, Colombia), en Estados Unidos y también rumores menos extendidos sobre presencia o refugio en otros lugares. Muchas de esas historias aparecen en los archivos del FBI y de la CIA como informes de agentes, cartas anónimas o testimonios de excombatientes; con frecuencia, las investigaciones oficiales las dejaron como “no verificadas” o cerradas por falta de pruebas. La razón por la que estos rumores persistieron tiene causas sociales y políticas: redes de refugiados nazis (“ratlines”) sí existieron y llevaron a muchos jerarcas y colaboradores a América del Sur; eso hizo plausible, a la imaginación pública, la idea de que los líderes más notorios también podrían haber escapado. Pero afirmar que esos avistamientos constituyen una prueba sólida exige más que notas de inteligencia y fotografías borrosas. lasell.edu+1

Sobre la versión que dice que Hitler se “convirtió al islam” y vivió en Oriente Medio: ese es un rumor marginal dentro de la vasta galaxia de teorías conspirativas sobre la supuesta supervivencia de Hitler. Históricamente sí existen nexos entre algunos líderes nazis y figuras islamistas de la época —el ejemplo más citado es la relación entre el muftí de Jerusalén, Haj Amin al-Husseini, y la Alemania nazi— y hubo propaganda y contactos tácticos durante los años 30 y 40. Pero la afirmación de que Hitler en persona se convirtió al islam y se escondió en el Medio Oriente carece de documentación fiable y aparece más en foros conspirativos, en relatos sensacionalistas y en vídeos virales que en estudios serios. Las narrativas que mezclan la afinidad ideológica puntual de ciertos actores con una supuesta conversión personal de Hitler son invenciones posteriores más que hipótesis fundadas en pruebas históricas. La mezcla de contactos nazis con líderes de ciertas regiones, más la distancia cultural y la seducción de las tramas secretas, facilita que ese rumor retorne de vez en cuando, pero no hay pruebas acreditadas que lo respalden. Wikipedia+1

¿Por qué Javier Milei y su gobierno reabrieron o pusieron sobre la mesa el asunto en Argentina? La explicación es múltiple y tiene componentes institucionales, políticos y mediáticos. Durante 2025 la administración de Milei ordenó la publicación y digitalización de diversos legajos y documentos sobre la presencia de nazis y fugitivos en Argentina —una campaña que se presentó como apertura a la transparencia y colaboración con entidades internacionales (por ejemplo con el Centro Simón Wiesenthal)—. Al mismo tiempo, en los archivos judiciales argentinos y en la Corte Suprema aparecieron cajas y expedientes con material nazi y libretas del partido que hasta entonces no habían sido accesibles o plenamente investigadas; eso reavivó el interés público y académico por la historia de los “ratlines” y los nexos financieros y logísticos que permitieron asentamientos de criminales nazis en la región. Por razones prácticas (presión internacional, investigaciones sobre bancos o redes financieras y un interés público por esclarecer el pasado) y por razones de imagen política —Milei se ha mostrado en ciertos gestos cercano a Israel y ha querido proyectar una política de “transparencia” sobre este capítulo oscuro— el gobierno impulsó la desclasificación y la apertura de expedientes. Esa acción no equivale a “probar” que Hitler vivió en Argentina, pero sí ha ampliado el material disponible y permitido que investigadores revisen papeles que antes estaban bajo reserva. Argentina+2Reuters+2

Es importante subrayar dos puntos finales: primero, la existencia de informes en archivos de inteligencia (CIA, FBI) sobre rumores o avistamientos no equivale a verificación histórica; las agencias a menudo recogen pistas que luego no pueden corroborar. Segundo, el hecho de que gobiernos contemporáneos desclasifiquen documentos permite revisar hipótesis y enriquecer el acervo histórico, pero la revisión debe obedecer a metodologías críticas: cotejo documental, análisis forense de imágenes, pruebas biomédicas (cuando existen restos) y contexto archivístico. En el caso concreto de Philip Citroën, lo que hay públicamente son su testimonio, referencias en memos de inteligencia y una fotografía de dudosa calidad; todo ello alimenta la leyenda y merece investigación, pero hasta ahora no ha desplazado la conclusión forense e histórica mayoritaria de que Hitler murió en Berlín en 1945.

 


Lo que acabo de mostrar son reproducciones públicas y de baja calidad que aparecen en los documentos desclasificados y en notas periodísticas: la CIA, en varios memorandos de 1955, se refirió a una fotografía aportada por un testigo llamado Philip (o Phillip) Citroën donde, según él, aparece sentado junto a un hombre al que los nazis locales llamaban “el Führer” y que en el reverso de la foto llevaba escrito algo parecido a “Adolf Schrittelmayor, Tunja (Colombia), 1954”. Esa copia microfilmada —la que circula públicamente— tiene un sello con fecha de microfilmación y una calidad tan baja que los analistas del propio informe la juzgaron insuficiente para una identificación concluyente; la CIA la trató como una prueba que merecía investigación, pero también como un material que no permitía verificar definitivamente la identidad del retratado. cia.gov+1

Las versiones que ves en prensa y en algunos libros (por ejemplo las notas sobre el trabajo del argentino Abel Basti) provienen de reproducciones de ese mismo material o de copias que los investigadores aseguran haber obtenido de familiares o colecciones privadas. Muchos medios muestran la imagen exactamente con esos defectos: contraste alto, puntitos, sello de microfilmado, y recortes que impiden ver rasgos finos. Algunos periodistas y autores han publicado “mejoras” digitales o versiones restauradas, pero esas mejoras no son lo mismo que un negativo original en alta resolución o un peritaje forense publicado por una institución independiente; son reconstrucciones que ayudan a ver detalles, pero no resuelven la cadena de custodia ni la atribución definitiva. books.foroargentina.ar

Si buscas el documento original en los archivos públicos, la CIA mantiene los expedientes desclasificados en su Reading Room; en ellos aparecen las fichas y los memos que mencionan a Citroën y la fotografía (los PDFs de la colección “HITLER, ADOLF” incluyen la ficha donde se habla de “Adolf Schrittelmayor” y muestran la copia fotocopiada). Media docena de notas de prensa y verificados públicos—desde Snopes hasta periódicos internacionales—explican que la agencia investigó el rumor, pero que lo dejó en “no verificado” por falta de pruebas sólidas. cia.gov+1

En resumen:
— Sí existen reproducciones públicas de la foto (las que acabo de mostrar).

— No hay, al menos públicamente y accesible en repositorios académicos o forenses, un negativo original en alta resolución ni un informe pericial independiente y ampliamente aceptado que confirme que la persona de la foto sea Adolf Hitler. La documentación disponible en archivos (microfilmes y memos) contiene la imagen en mala calidad y la acompañan testimonios y anotaciones de inteligencia que no la consideran concluyente.

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