En la tradición cristiana, el tema del infierno siempre se ha entendido como algo muy serio y definitivo. Las razones por las que un cristiano podría terminar allí no se reducen simplemente a cometer errores o pecados cotidianos, sino a rechazar de manera consciente y persistente a Dios y a su gracia. En la Iglesia católica, por ejemplo, se habla de “pecado mortal”: un acto grave realizado con plena conciencia y voluntad, que rompe la relación con Dios y, si no se arrepiente antes de la muerte, conduce a la condena. En muchas comunidades protestantes, la idea central es que la salvación viene por la fe en Cristo, y por lo tanto la causa principal de la perdición es rechazar esa fe, vivir de manera obstinada en contra de Dios o apartarse de Él al final. La ortodoxia, por su parte, insiste en el endurecimiento del corazón: no tanto un listado de faltas específicas, sino la elección libre y definitiva de cerrarse al amor divino.
En cuanto a lo que es el infierno, la Biblia lo describe con imágenes muy fuertes: fuego que no se apaga, oscuridad exterior, llanto y sufrimiento. Son metáforas que buscan mostrar la pérdida y el dolor de la separación de Dios, más que una descripción geográfica de un lugar. La mayoría de los teólogos cristianos, católicos, ortodoxos y protestantes lo entienden como el estado de estar eternamente separado de la fuente de todo bien, que es Dios. Otros grupos, como los adventistas, interpretan que el infierno no es un tormento sin fin, sino la destrucción definitiva de los que rechazan a Dios, lo que llaman “aniquilación”.
La pregunta sobre si hay redención dentro del infierno es compleja. La posición más común en el cristianismo es que, una vez que alguien está allí, no hay marcha atrás. El catolicismo afirma que solo el purgatorio es un lugar de purificación para quienes ya están destinados al cielo, mientras que el infierno es irreversible. La ortodoxia comparte en general esta visión, aunque a veces habla del misterio de la misericordia de Dios, sin llegar a enseñar oficialmente una salvación universal. Algunos pensadores cristianos, tanto antiguos como modernos, han defendido que Dios terminará por reconciliar a todas las criaturas consigo mismo, pero esa idea nunca ha sido aceptada como doctrina mayoritaria.
En resumen, el infierno en el cristianismo no se concibe tanto como un castigo arbitrario, sino como la consecuencia de rechazar a Dios, a su amor y a su perdón. Se describe con imágenes de sufrimiento y ausencia de luz, precisamente para expresar el vacío que supone vivir eternamente separado de la fuente de la vida. Y, salvo en algunas corrientes minoritarias, la enseñanza general es que esa elección, una vez hecha al final de la vida, no tiene vuelta atrás.
En el marco de la espiritualidad wiccana y de corrientes afines al neopaganismo, la idea de un “infierno” eterno como castigo no existe. La Wicca no parte del mismo esquema de pecado y condena que el cristianismo, sino de principios más cercanos a la armonía, la responsabilidad personal y el equilibrio con la naturaleza.
Para los wiccanos, lo que determina las consecuencias de las acciones no es un juicio divino que envía a alguien a un lugar de sufrimiento eterno, sino la Ley Triple o “Regla del Tres”: todo lo que uno hace —sea bueno o malo— regresa multiplicado, ya sea en esta vida o en las siguientes. Esto funciona más como una especie de ley de causa y efecto espiritual, semejante al karma en tradiciones orientales, que como un castigo impuesto desde afuera.
En cuanto a lo que ocurre después de la muerte, muchas tradiciones wiccanas y neopaganas hablan del Summerland (la “Tierra del Verano”), un plano de paz y descanso donde las almas van después de morir. Allí se reencuentran con sus seres queridos y descansan antes de reencarnar. El Summerland no es un lugar de juicio ni de tortura, sino más bien un espacio de aprendizaje y preparación para la siguiente vida.
Por eso, en la visión wiccana:
-
No hay un infierno eterno de sufrimiento.
-
No hay un diablo que condene a las almas.
-
Lo importante es la responsabilidad personal y vivir en equilibrio con uno mismo, con los demás y con la naturaleza.
-
La “redención” no es necesaria porque no existe la condena eterna; más bien, cada vida es una oportunidad de crecimiento espiritual.
En corrientes más sincréticas, donde se mezclan ideas wiccanas con creencias espiritistas o new age, también se habla de planos intermedios donde almas confundidas o cargadas de dolor pueden quedarse “atascadas”, pero no de manera eterna: siempre hay posibilidad de guía, sanación y evolución.
La idea que se ha representado del Infierno esta tomada de las ideas que los pueblos de alrededor como los vikingos, grecorromanos o persas destinaban para sus pecadores .El purgatorio es un invento medieval para comprar el perdón de los pecados en una época de violencia y miseria.
En la wicca quien este de Cofrade tuyo en el akelarre puede tener una idea distinta de la vida tras la muerte que Tu ,El País del Verano tiene su origen el la Teosofía de finales del siglo19 que en que realmente creían nuestros ancestros y cuando tu alma llega a un gran nivel de desarrollo espiritual pasa a un nivel que no se sabe nada porque no se ha desarrollado la idea
(Brandubd Mendizuri)
No hay comentarios:
Publicar un comentario