"LOS MARINOS SON MUY SUPERSTICIOSOS" DICE EL AUTOR CÁNTABRO, EXPERTO EN DESASTRES NAVALES.
Luis Jar Torre estuvo 8 años en la Marina Mercante antes de pasar a la Armada, donde navegó otros 11 más. Capitán de fragata en la reserva, se dedica a investigar Historia Naval. Este autor cántabro se ha especializado en siniestros navales y naufragios, que reconstruye en publicaciones especializadas.
¿Qué le llevó a documentar naufragios?
Cuando era marino mervante echaba en falta algo que tenían los ingleses, que era una recopilación de accidentes. Cuando entré en la Marina de Guerra española me destinaron a Laredo. Una de mis funciones era redactar informes sobre siniestros navales. Quise, por decirlo de forma coloquial, dar el queo a los colegas capitanes de barco para que no se dieran de leches con los buques en el mismo lugar y por la misma razón. Y de ahí, a escribir sobre accidentes navales históricos...
Creo que tiene un trabajo sobre el Titanic.
Es un punto común en el que todos los estudiosos de los accidentes navales caemos. El Titanic era el HOLA de los transatlánticos de la Belle Epoque. Se ha escrito muchísimo y no todo es verdad. Ni era el más lujoso ni el más rápido...
Dice que los barcos malditos no existen, ni los gafes. Solo los malos marinos.
El mar no es el elemento natural del hombre. Los marinos son muy supersticiosos, muy conscientes de que no tienen el control de nada, y en medio de tantas situaciones de tensión ante algo tan incontrolable como lo es el mar, se aferran a manías y supersticiones. Por ejemplo, ningún marinero sube a bordo un paraguas porque creen sinceramente que atraen los vendavales.
En su conferencia hablas del incidente del Halifax ( Canadá) el 6 de diciembre de 1917.Un abordaje (choque entre naves) que causó una explosión que mató a 1600 personas en tierra.
Se trata básicamente del abordaje de un barco noruego de tercera mano que chocó contra un barco francés cargado de explosivos. ¿Sabe que hay una conexión con el Titanic?
No.
El Imo era un barco noruego construído en los misms astilleros de Belfast por el mismo armador que el Titanic. Solo que en lugar de llevar pasajeros de primera clase y emigrantes llevaba ganado a la hambrienta, por culpa de la Primera Guerra Mundial, Bélgica. En un paso estrecho tuvo que maniobrar para esquivar un remolcador y unas gabarras de carga, lo que le puso en línea de abordaje con el carguero francés Mont Blanc.
El Mont Blanc levaba 1766 toneladas de ácido pícrico seco, 250 de TNT, 62 de algodón de pólvora y 49 toneles de gasolina. Las tripulaciones de ambos barcos trataron de evitar la colisión pero esta se produjo y el carguero francés se incendió. Los marinos abandonaron en las lanchas la nave. Tras 20 minutos de incendio, el barco se desintegró en la explosión letal más grande de la era anterior a la bomba atómica. Arrasó la zona portuario de Halifax y mató 1600 personas.
También ha analizado el naufragio del Costa Concordia.
Uno de los hostiones más estúpidos y trágicos de un paquebote de cruceros. El capitán, Francesco Schettino, hoy en las listas negras de todas las compañías, estaba tratando de impresionar a una chica. Se quitó las gafas y así no podía ver el radar. Caculó mal las distancias. Encima estaba consultando una carta naútica de papel a una escala incorrecta, en lugar de usar la electrónica, porque no la manejaba con soltura. El crucero encallo y escoró. Como resultado murieron 30 pasajeros. Pero él no estaba porque había contravenido las normas navales abandonando el crucero en una de las primeras lanchas. "Vuelve a bordo, cazzo", le dijeron.
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