Los supersónicos ( serie de 1962).

Año 2062. El señor Supersónico es el padre de Cometín, un niño de 8 años, y de Lucero, una adolescente, de 16. Está casada con su esposa, la señora Ultra Sónico. Trabaja tres horas diarias tres días a la semana en la empresa de diseño de cohetes del señor Espacial. Un trabajo aburrido, salvo por el hecho de que el señor Espacial está muy encima de los empleados, presionándoles. El principal problema de la empresa de cohetes es la competencia, representada por la empresa del señor Cogswell.

Dicen los expertos en ciencia ficción que esta serie es la ultima que mostró el futuro como un mundo de maravillas. La crisis de petroleo de 1973 no había estallado, y la gente creía que saldría bien librada y victoriosa de la Guerra Fría, como así fue. En este 2062 alternativo el capitalismo y la libre competencia, es decir el triunfo del mundo libre, todavía no han desaparecido.

No es una distopía tenebrosa pero tampoco una utopía. Parece una traslación de la vida cotidiana de las clases medias de los años 60 al futuro. De hecho parece que adonde se trasladan es a nuestro presente, con más optimismo del que lo vivimos nosotros. Nos comunicamos a través de pantallas por videochat. Los robots ya van a hacer muchas de nuestras tareas. No olvidemos que la androide Robotita es la criada de la casa, y tendremos mucho espacio para el ocio y el tiempo libre. El capitalismo y el libre mercado han triunfado sobre la economía dirigida de los soviéticos. Sí. El 2062 de los Supersónicos es nuestro 2018.

Es cierto también, no obstante, que no hemos colonizado todavía el espacio, y dudo que lo hagamos. Tampoco tenemos coches voladores y dudo que los tengamos algún día, dado los problemas que provocaría solo su manutención. Pero tenemos algunos escasos coches autónomos, sin conductor, que molan más.