Shinichi Fujimura era conocido como el "arqueólogo de las manos divinas", porque allí donde sus cuadrillas de becarios excavaban siempre aparecía un artefacto interesante e inesperado que contribuía a reescribir todo lo que se sabía sobre la Prehistoria en Japón. Aunque actualmente se sabe que los seres humanos solo viven en el archipielago nipón desde hace 35.000 años Fujimura se las apañó para hacer creer a los sectores coservadores del Ministerio de Cultura que los japoneses no se habían movido del lugar en 600.000 años.
El 22 de octubre de 2000, Fujimura estaba excavando en la aldea de Tsukidate, al norte del país. Antes de que empezase la jornada madrugó se dirigió al lugar donde iban a excavar sus estudiantes, hizo un agujaro en el suelo, enterró una pieza lítica, y removió el terreno con el talón. Lo que no sabía es que todos los preparativos de "un gran día de descubrimientos" estaban siendo fotografiados por unos reporteros del diario Mainichi.
Fujimura entonó el mea culpa por televisión pero es que lo sensacional de pillar "con los pantalones bajados" a un prehistoriador era tan emocionante que salpicó a otro investigador japonés. Mitsuo Kagawa fue acusado de haber perpetrado un engaño similar en 1962, cuando encontró objetos del Paleolítico en la cueva de Hijiridaki. A sus 78 años, el anciano no pudo soportar la vergúenza de verse expuesto en los medios de comunicación y terminó por ahorcarse. Aún se discute si era culpable o una víctima de la prensa sensacionalista.
Aquí en el País Vasco tenemos dos de los escándalos más sensacionales de la Historia de la Arqueología española. Iruña- Veleia es un yacimiento del siglo I que pertenece al actual municipio de Iruña de Oca. Desde el siglo XIX se tiene conocimiento de su importancia como ciudad de cierta importancia en la España romana. En 2006 el arqueólogo Eliseo Gil anunció el descubrimiento de 65 fragmentos de cerámica en los que había grabadas palabras en euzkara y latín, jeroglíficos egipcios y hasta una imagen de la crucifixión de Cristo con la inscripción RIP del siglo III.
Los especialistas se echaron como leones contra Eliseo Gil. La inscripción RIP resultaba anacrónica pues lo que Pilatos ordenó clavar en la cruz de Jesús de Nazareth era una cartel con las siglas INRI. Y en los jeroglíficos aparecía un cartucho con el nombre de Nefertiti, una reina condenada al olvido por su papel en la reforma religiosa del faraón Akhenaton. Era un asunto del que un romano de provincias no tenía medio alguno para conocer.
La Diputación de Álava está tratando todavía, doce años después, de condenar a 12 años de cárcel a Eliseo Gil, por daños en el Patrimonio, así como a una pena de siete años y medio a dos de sus colaboradores..
A principios de los 90, el espeleólogo y estudiante de Historia Serafin Ruíz dijo haber descubierto unas pinturas rupestres en la cueva de Zubialde, en el monte Gorbea, también en Álava. Se dictaminó que tenían 13.000 años de antigüedad, pero poce después unos arqueólogos de la Universidad de Southampton y del Museo Británico aseguraron en una ruedad de prensa que se trataba de una falsificación. Las pinturas rupestres representaban mamuts, unos animales que habían desaparecido del País Vasco ya por entonces. Segón El Correo, Serafín Ruíz, que había recibido 12,5 millones de pesetas, tuvo que devolver el importe del premio.
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