jueves, 29 de agosto de 2019

Las raquetistas vascas.

Fueron las primeras deportistas profesionales, tan populares que tuvieron su propia colección de cromos. El franquismo las retiró. Ahora hay una nueva generación.

 Ganaban el triple que un operario de fábrica. Se codeaban con personalidades de la dictadura de Primo de Ribera, de la de Franco y de la Primera República. Algunos como Chiquita de Anoeta, Chiquita de Ledesma o Bene II eran estrellas que firmaban autógrafos a niños y aficionados por la calle. Allí donde jugaban a la pelota vasca llenaban el frontón ya fuera en Madrid, Barcelona, Ciudad de México o los jais alais ( del euzkara, "Juego Alegre") de Estados Unidos o de Filipinas.

¿Qué cómo empezo todo este desparrame? En 1917, el empresario de los frontones Ildefonso Anabitarte llevó a unas cuantas pelotaris vascas a Madrid. El espectáculo, como ya sucedía con la pelota vasca jugada por hombres era alimentaa por las apuestas. Fortunas cambiaban de manos en cada encuentro. De hecho, las raquetistas vascas fueron las primeras deportistas profesionales españolas. Si atendemos a las revistas especializadas de la posguerra, en 1943, 734 de los 1432 pelotaros federados eran chicas.

Pero por desgracia, mientras en México, Filipinas y Estados Unidos se las veía como verdaderas mujeres liberadas, flappers que practicaban deporte en igualdad de condiciones con los varones, en España se las trataba con desprecio, a pesar de que estas muchachas eran lo único que evitaba que sus familias passen hambre. En 1946, el franquismo dejó de conceder licencias como jugadores de jai alai a las mujeres. En 1981 cerró el frontón de Madrid y con él fue cayendo en el olvido una generación entera de mujeres deportistas.

Actualmente las pelotaris femeninas no gozan de la popularidad y la visibilidad de sus antepasadas de la primera mitas del siglo XX. Ninguna vive del frontón. La navarra Maite Ruiz, considerada la mejor raquetista actual, trabaja como técnica de radiodiagnóstico en el Hospital de Pamplona. Y la mexicana Rosa María Flores, una celebridad en su país, es maestra.

Chiquita de Anoeta (1927-2008) debutó en 1941 en Salamanca y jugó en los frontones de España, Máxico o Cuba. Cobraba 500 pesetas de la época y era considerada la mejor raquetista de mediados del soglo XX.

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