Olía mal. De las fosas abiertas legaría el hedor de los cuerpos en descomposición de animales y humanos. Las personas habían sido decapitadas. Los caballos, vacas y ovejas habían sido sacrificadas por la mano experta de un druida.
Los arqueólogos Girberl Kaenel y Lionel Pernet se los encontraron mientras excavaban una ladera del monte Mormont, en lo que parecía un campo de refugiados cerca del lago Leman, en Suiza. Kaenel era el director del Museo Cantonal de Arqueología e Historia de Lausana. Pernet es su sucesor al frente de los trabajos.
Las 250 fosas con miles de huesos, cascos de cerámica y otros hallazgos aparecieron durante los trabajos rutinarios ante lo que iba a convertirse en una cantera de piedra caliza. Algunas de las fosas contenían fragmentos de recipientes de cerámica y bronce, además de herramientas de carpintero y más de 150 muelas de molino nuevas. No había restos de armas.
Muchos de los huesos pertenecían a valiosos caballos importados de la Península Itálica, un símbolo de status entre los celtas. También había huesos humanos pertenecientes a unos 50 individuos entre personas ancianas, mujeres y niños. Cuatro personas aparecieron decapitadas. Había huesos con marcas de quemaduras. A algunos cuerpos les faltaba la mandíbula inferior.
Al principio Kaenel y Pernel pensaban que se hallaban ante un centro religioso como lo fue en las Galias el Bosque de los Carnutos, pero allí no había manantiales y los devotos habrían tenido que acarrear el agua cuesta arriba, por lo que no podemos hablar de un asentamiento permanente.
¿Por qué un pueblo ganadero sacrificaría a los dioses reses tan valiosas, niños de cuatro años y otros recursos valiosos? Quizá porque se trataba de tiempos de guerra y la situación era desesperada para aquellas gentes. En aquella época, el siglo II a de C, los guerreros cimbrios y teutones habían invadido en su marcha hasta el sur los territorios del sur de Alemania y de Suiza, de sustrato celta. Por su parte, las primeras oleadas de legionarios romanos estaban avanzando hacia el norte. En el ritual de sacrificio por la victoria y la supervivencia se habrían reunido todos los habitantes del poblado menos los guerreros, que estarían presentando batalla al invasor.
En el siglo VIII a de C Europa ve surgir la cultura celta. Las harramientas y armas de bronce van siendo sustituidas por otras de hierro. Erigían túmulos fumerarios, usaban ropas de colores sujetas por fíbulas y hablaban un idioma indoeuropeo, aunque con distintos dialectos. Inventaron el torno de alfarero y la rueda de molino.
Los celtas vivían en comunidades tribales independientes. Los griegos los llamaban Keltoi o gálatas. Los romanos se referían a ellos como galos. Ellos decían que eran arvernos, eduos o sequanos, entre otros pueblos, que tan pronto se luchaban entre ellas como trazaban nuevas alianzas. Los arqueólogos saben que no se trataba de un pueblo cohexionado, por lo que prefieren hablar de cultura de la Téne o de Hallstatt, según el sitio arqueológico se encuentre en Francia, Alemania o Suiza. También existe algo llamado Cultura de los Campos de Urnas.
¿Por qué un pueblo ganadero sacrificaría a los dioses reses tan valiosas, niños de cuatro años y otros recursos valiosos? Quizá porque se trataba de tiempos de guerra y la situación era desesperada para aquellas gentes. En aquella época, el siglo II a de C, los guerreros cimbrios y teutones habían invadido en su marcha hasta el sur los territorios del sur de Alemania y de Suiza, de sustrato celta. Por su parte, las primeras oleadas de legionarios romanos estaban avanzando hacia el norte. En el ritual de sacrificio por la victoria y la supervivencia se habrían reunido todos los habitantes del poblado menos los guerreros, que estarían presentando batalla al invasor.
En el siglo VIII a de C Europa ve surgir la cultura celta. Las harramientas y armas de bronce van siendo sustituidas por otras de hierro. Erigían túmulos fumerarios, usaban ropas de colores sujetas por fíbulas y hablaban un idioma indoeuropeo, aunque con distintos dialectos. Inventaron el torno de alfarero y la rueda de molino.
Los celtas vivían en comunidades tribales independientes. Los griegos los llamaban Keltoi o gálatas. Los romanos se referían a ellos como galos. Ellos decían que eran arvernos, eduos o sequanos, entre otros pueblos, que tan pronto se luchaban entre ellas como trazaban nuevas alianzas. Los arqueólogos saben que no se trataba de un pueblo cohexionado, por lo que prefieren hablar de cultura de la Téne o de Hallstatt, según el sitio arqueológico se encuentre en Francia, Alemania o Suiza. También existe algo llamado Cultura de los Campos de Urnas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario