El condestable Iranzo.

Sobre Miguel Lucas de Iranzo se escribió en el siglo XV una crónica no muy conocida por los académicos, LA RELACIÓN DE LOS HECHOS DEL MUY MAGNÍFICO E MÁS VIRTUOSO SEÑOR DON MIGUEL LUCAS, MUY DIGNO CONDESTABLE DE CASTILLA, que es un relato de este noble de la Corte en Enrique IV el Impotente, en lo que ya apunta a un noble del Renacimiento.

Natural de Belmonte (Cuenca) donde nació en fecha indeterminada, fue el señor de la comarca, Juan Pacheco, señor de Villena, el que lo envía a la Corte del rey de Castilla como paje del príncipe Enrique. Su estrecha relación con este, a las que las habladurías de palacio dan tintes homosexuales, están llenos de honores (halconero mayor, corregidor de Baeza, alcaide de Alcalá la Real, señor de Baños y Linares, canciller mayor, alguacil mayor de Jaén...). No fueron tanto las horas de ocio compartidas con Enrique IV, sino la necesidad de colocar a hombres capaces y leales en unos tiempos en los que una nobleza castellana levantisca intenta destronar al rey en cuanto este no hace lo que ellos quieren la que hizo medrar a Iranzo.

En 1458 Iranzo cree que su valimiento ante el rey ha terminado y se instala en Jaen, base de operaciones en la pugna por desalojar a los árabes del reino nazarí de Granada.

Digo que el condestable Iranzo, el rey Enrique IV de Castilla, y el príncipe de Viana en el reino de Navarra traen los primeros aires renacentistas a España, porque en su corte  se celebran fiestas con música, torneos y juegos de cañas. Iranzo  es quien organiza las primeras funciones de teatro para los cortesanos en España, pero también es posteriormente una persona interesada por mejorar la vida de los habitantes de Jaen con varias construcciones de interés público, como la construcción de una Casa de la Moneda, inaugurada por Enrique IV en 1469 así como la instalación de las carnicerías y los mataderos de la ciudad extramuros y el allanamiento de la Plaza de Santa María. Tiene que soportar las intrigas del obispo de la ciudad, que desea que sea la esposa, María Teresa de Soler la que detente el cargo en favor del suegro de Iranzo, el señor de Villalpando.

El 21 de octubre de 1473, unos conspiradores entre los que se encontraba Juan Pacheco, señor de Villena, su antiguo protector, lo matan en la catedral de Jaén. Enrique IV colgará a los notables que tomaron parte en la conjura.