sábado, 25 de enero de 2020

Los trenes de la infamia.

Ahora que se cumplen 75 años de la liberación de Auschwitz (el 27 de enero), Alemania acaba de descubrir que una de sus grandes agencias de viajes se enriqueció con el macabro negocio de transportar a los deportados a los campos de exterminio.


10 de septiembre de 1944. Ida Fensterszab tiene 14 años cuando es introducida a empeñones por los S.S en un tren de mercancias que sale de la estación de la localidad francesa de Bobigny, a las afueras de París. Su destino es el campo de exterminio de Auschwitz- Birkenau. Dentro viajan 1500 judíos pescados en la última redada. El vagón tiene por única luminación la claridad que entra por una rejilla. Solo hay un cubo para aliviar las necesidades fisiológicas por vagón, así que al poco rato el hedor y las heces y irines se desparraman por los alrededores del cubo.

Cuando llegan a su destino, los médicos de las S.S opinan que Ida está lo suficiente sana para ponerla a trabajar, por lo que aleja de momento - resultó que de forma definitiva- las cámaras de gas.

Aquel transporte de mano de obra esclava fue organizado por la agencia de viajes Mitteleuropaisches Reisburo (MER), según consta en los registros de Auschwitz. La empresa de trismo, fundada en 1917, contaba con dos navieras y una compañía de ferrocarriles. Actualmente esta empresa tidavía existe y tiene 10.000 empleados y factura 6.700 millones de euros al año. Fue comprada en 2000 por el consorcio Rewe Group.

Con la llegada de Hitler al poder en 1933, MER comenzó a fletar trenes especiales para trasladar a los "trabajadores invitados" polacos que venían a trabajar por sueldos miserables enpuestos no cualificados de la industria alemana. Tras la Noche de los Cristales Rotos (1938) se decretó la expulsión de los judíos de Alemania. MER les fletó trenes para llevarlos a Lisboa y de allí con los barcos de la agencia trasladarlos al otro lado del Atlántico, a Estados Unidos o Iberoamérica.

A mediados de 1942, Heinrich Himmler organiza un programa detransportes ferroviarios para llevar a cabo más rápidamente la solución final. Para gasear a los deportados había que llevarlos a los campos de exterminio, en los países ocupados del Este.

En esta actividad colaboraron los ferrocarriles de Alemania ( Deutsche Reicbahn) y otras agencias como MER. Para hacer caja se obligba a los deportados de Europa Occidental y de los guetos a pagar por el billete. A veces se ponía carteles dentro de los vagones donde se hacía entender que habría un viaje de regreso. Westerbork- Auschwitz- Westerbork, por ejemplo.También se vendían como productos de segunda mano el contenido de las maletas. A los deportados se les decía que las maletas facturadas les serían devueltas al llegar al destino.

En 2007 recorrió las principales ciudades alemanes el Tren de la Commemoración, un tren- exposición que commemora el papel de los ferroviarios alemanes en todo el entramado del Holocausto. Unos 200.000 empleados, tanto alemanes como colaboracionistas checos y polacos, estuvieron relacionados cn las deportaciones y entre 10.000 y 20.000 tomaron decisiones que costaron vidas.

El primer tren con prisioneros judíos deportables a los guetos de Polonia partió el 16 de octubre de 1941. Los trenes eran apartados durante días en vías muertas para dar prioridad a los convoyes militares y de armamento que partían hacie el frente ruso. Nadie alimentaba a los prisioneros durante ese tiempo, pese a que estaban durante el mismo bajo la responsabilidad de los ferroviarios. El 18 de agosto de 1942, llegó al campo de Belcéc un tren desde el campo de Lwóv, a menos de 100 kilómetros de distancia. Se retrasó tanto que 1450 de sus 6700 pasajeros llegaron muertos. Tardaron cuatro días en llegar. Un vagón de deportados judíos procedente de Corfú, en Grecia, llegó con todos los pasajeros muertos de sed.

Solomon Muller perdió a su madre en una de esas deportaciones. Este ex fisioterapeuta del Ajax demandó a los ferrocarriles holandeses por la deportación de 102.000 judíos, entre ellos Anna Frank. Consoguió en 2018 indemnizaciones para las familias de los deportados y para los supervivientes del Holocausto que fueron trasladados a sus campos y subcampos en trenes holandeses.

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