viernes, 6 de marzo de 2020

ADÚ. (2019)

Dice el escritor Arturo Pérez Reverte - con toda la razón del mundo- que los occidentales se han vuelto débiles a causa de su nula aceptación de que todas las seguridades y garantías de nuestra sociedad son artificiales. Comemos tres veces al día, las autoridades nos protegen - al menos la mayor parte del tiempo- y tenemos acceso a la educación. Olvidamos con arrogancia que la mayor parte del mundo no es así.

La película Adú cuenta tres historias. Una, el principal plato de la película, es el azaroso viaje de un niño camerunés, Adú, hasta Melilla. Protegido por adolescentes - primero su  hermana Alika, hasta que muere; luego por Massar, que huye de un pasado de abusos sexuales, con la sombra del SIDA revoloteando por el horizonte- vemos un mundo sin garantías donde los blancos del mundo desarrollado somos el espejismo, la esperanza y la amenaza.

En Melilla el Guardia Civil Mateo tiene que defenderse del hecho de que unos compañeros suyos han matado a un inmigrante que trataba de saltar la valla. Esta historia oscila entre la necesidad social de una respuesta justa y contundente, tanto por parte de los superiores como de los abogados que protegen a los inmigrantes, como al hecho de que alguien tiene que hacer el trabajo sucio, y a veces esas personas no son las mejores, pero son las que queremos que nos protejan de nuestros propios miedos.

La tercera historia está metida con calzador. Es la historia de Gonzalo (Luís Tosar), un conservacionista que intenta recuperar a su hija Sandra (Anna Castillo), pero al que le faltan las herramientas psicológicas y los argumentos ante una hija con tanto temperamento como él, que oye los cantos de sirena de las drogas y de aficiones poco recomendables. Supongo que es una manera de retratar este desgarro por parte de los señores occidentales entre sus pulsiones autodestructivas - que tienen tanto el padre como la hija- del mirar por encima el mundo africano, sabiedo que se está de paso, como por encima, y el deseo de remediar la situación con herramientas que ya hemos perdido.

El mundo es gris, muy gris, amigos. Y dentro de unas décadas nuestro momento presumiblemente habrá pasado y tendremos que aceptar que todo puede saltar por los aires en unos segundos.

Para ver:
https://www.youtube.com/watch?v=PdJbkVEkAMM 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Unas cartas muestran la caída en desgracia de Cristobal Colón.

 El navegante que descubrió América fue un hombre maquiavélico que no dudó en intentar manipular a los Reyes Católicos cuando las quejas de ...