lunes, 6 de abril de 2020

Las aves de Hokkaido.

La grulla manchü (Grus Japonensis) es, a excepción de la Grulla trompetera, la menos común, con un total de 2.500 ejemplares. Los japoneses les dan el cariñoso apelativo de Tancho (Pico Rojo). Las grullas son un motivo de orgullo nacional, hasta tal punto que los campesinos las alimentan con granos de maíz procedente de sus campos y aparecen como representación de la longevidad en el estampado de los quimonos femeninos.

La isla más septentrional de Japón, Hokkaido, soporta duros inviernos. La nieve empieza a caer en octubre y a veces persiste hasta el final de la primavera. La actividad volcánica ha modelado un paisaje de espectaculares montañas y profundós lagos en cráteres.

Los japoneses consideran Hokkaido como la última frontera. Estaba habitada por un pueblo llamado ainu hasta que durante la era Meiji el emperador empezó a enviar colonos, por lo que las diferencias etnográficas entre los japoneses del sur y el pueblo ainu se desvanecieron. Hokkaido constituye la quinta parte del terrotorio japonés y solo tiene el 5 por ciento de la población.

Además de las grullas manchúes Hokkaido es el hogar de endemismos vegetales como el yachibozu, un tipo de cárice, y el carrizo yitayoshi, unas plantas que por encima de la nieve son completamnete marrones pero cuando llega el corto verano visten de un verde intenso

Antes de la industrialización, las grullas abundaban en Honshu, además de Hokkaido, pero los cazadores y la desaparición de sus hábitats las obligaron a abandonar la isla del sur e instalarse en los ríos helados y las marismas de Hokkaido. Los ornitólogos creían que las grullas estaban extinguidas de Japón cuando en 1952, unos campesinos encontraron un pequeño grupo muerto de hambre en el pantano de Kushiro, tras ver desbaratadas sus rutas migratorias. Las autoridades decidieron alimantarlas con maíz y alforfón. No era cosa de que el símbolo nacional desapareciera de Japón.

Estas meidas han tenido gran éxito. En cinco kilómetros cuadrados vivían dos parejas con sus polluelos en 1952. En 2003 había en el mismo terreno cinco parejas reproductoras. "El problema es que estas aves son muy territoriales por lo que las disputas entre grullas les llevan a descuidar las nidadas en detrimento de proteger a los pollos de los depredadores, como cuervos, águilas y zorros", me dice un naturalista japonés."Además que es peligroso mantener en el pantano de Kushiro toda la población de grullas".

También Hokkaido es el hogar del Shima-kukuro, o búho manchú. Es uno de los mayores búhos del mundo. Pero la tala de grandes espacios arbolados de la zona de Nimuoro ha hecho decrecer su número así como el represamiento de los ríos, han hecho decrecer el número de sus presas y, por tanto, también su número.

Para los ainu esta rapaz estrigiforme era un dios con muchos nombres:Kunneriki: "El dios que grita en la noche"; Kotan Kuru Kamui, "El dios que protege los poblados" y Moshiri Kuru Kamui, "el dios que protege el campo".

"Los búhos manchús son territoriales por lo que los polluelos llegan a la edad adulta y se independizan volando de árbol en árbol hasta que establecen un territorio. El Gobierno está estudiando establecer corredores para unir las zonas boscosas de la isla. También los alimentan con peces en apostaderos en lo más crudo del invierno. Hemos instaldo mas de 100 nidos artificiales, para poder reparar el daño que les hicimos con las concesiones de tala durante el periodo Meiji", me dice el mismo naturalista.


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