La fiebre amarilla y la independencia de Haití.

Durante los siglos XVII y XVIII los buques negreros arriban al Nuevo Mundo portando en sus bodegas esclavos y mosquitos zancudos (Aedes Egypti), portadores de la fiebre amarilla. En el clima tropical de las Islas del Caribe encontraron un ambiente propicio y un reservorio perfecto en los monos de la región.

En 1790 Boukman celebra unaceremonio vudú tras lo cual los esclavos se rebelan dando muerte a tantos blancos como se encuentran en su camino en las plantaciones rurales. Las autoridades francesas ponen a precio la cabeza de Boukman y la consiguen, pero pronto se encuentran luchando contra oponentes más inteligentes en lo político y lo táctico como Jacobo Dessalines y su lugarteniente y líder militar, el mulato y antiguo cochero de plantación François Dominique Toussaint-Louverture.

Este lucha contra las tropas británicas y las españolas tras una invasión de Santo Domingo. Napoleón decide restaurar la esclavitud y llama en su auxilio a su cuñado, el general Lerclerc. Este vence a las tropas negras y mulatas, impone un arresto domiciliario a Toussaint y luego lo envía a una prisión francesa cargado de cadenas, donde morirá de una enfermedad al año siguiente, en 1803.

El hecho de que no se derrote a las tropas de Dessalines y de que Napoleón venda Louisiana a precio de saldo a los colonos americanos para no tener que luchar contra ellos, se debe a que las tropas enviadas desde Europa enferman de la fiebre amararilla, transmitida por los mosquitos zancudos, mientras que los haitianos son inmunes. Por lo tanto, en lugar de venderles solamente el puerto de Nueva Orleans, en la desembocadura del Mississippi, tiene que posponer un proyecto de invadir los Estados Unidos, que seguramente le habría llevado al fracaso, por lo extenso de los territorios para unas tropas de infantería y por la presumible guerra de guerrillas en campo abierto a la que le habrían sometido los estadounidenses. La misma que supuso para Napoleón una derrota en España.