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Producción alemana que viene a rellenar el hueco y el buen sabor de boca dejado por su predecesora, VIKINGOS. Ari ( una versión libre del líder querusco Arminio) se ha educado como rehén en Roma, donde ha sido nombrado oficial de la caballería auxiliar y recibido el anillo de la clase ecuestre.
Vuelve a una Germania donde el legado Publio Quintilio Varo está intentando romanizar por la fuerza a los pueblos bárbaros, lo que despierta el rechazo de estos. Los pueblos como el querusco estaban empezando a interesarse por Roma gracias al comercio y las infraestructuras pero la dura carga de tributos y el despotismo de los oficiales romanos los dirigieron en otra dirección.
El guerrero Folkwin robará un estandarte, acto considerado traición y casus belli por Varo. La princesa Thunesda y Gelimer, el padre de Varo, tienen que debatir con otros jefes germánicos si cogen todo lo que les ofrece Roma y se olvidan, o luchan para expulsar a unos extraños que ya se comportan como unos perfectos invasores.
Ari y Thunesda se casarán en un enlace político. El auxiliar de caballería organizará con angrivarios, catos, batavos, etc, una emboscada en el bosque de Teutoburgo, donde tres legiones (XVII; XVIII; XIX), ralentizadas por una multitud de civiles y esclavos, así como las esposas de los legionarios y las prostitutas, se vieron entorpecidas por un clima lluvioso y un terreno embarrado. La orografía del terreno en las laderas de una colina así como la espesura de unos bosques donde las tácticas habituales de los legionarios no sirven ni para desplegarse en formación de combate harán que la masacre esté servida. Varo se suicidará para no caer en manos de los cabecillas germanos.
Dicen que el emperador Augusto se dejó barba y se daba cabezazos contra las paredes de la domus imperial mientras gritaba con tono amargo: "Varo, devuélveme mis legiones" Luego enviará a su sobrino Germánico, que dará un debido escarmiento a los pueblos aliados de los queruscos pero no capturará ni podrá ejecutar a Arminio ( o Hermann, según otras fuentes). Recuperarán los estandartes robados por los germanos y algunos de los restos de oficiales de rango patricio o casta senatorial para enterrarlos en Roma, sin mucha pompa, por no hacer propaganda del desastre militar.
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