El Consorcio Bekerley quería abrir en 2017 una mina a cielo abierto de uranio en Retortillo, Salamanca, que se mantendría operativa menos de 10 años. El proyecto, pese a lo que dicen los portavoces de la sucursal española de Bekerley, pondría en peligro el hábitat del águila real, la cigüeña negra y el galápago leproso además de supones una amenaza vital para la sarda salmantina, un pez endémico en una pequeña parte del río Duero, en peligro de extinción.
Gema Rodriguez, una medioambientalista detractora del proyecto, asegura que no se han informado de peligros para la población civil como los vertidos en el río Duero de aguas contaminadas por elementos radioactivos o metales pesados en los cauces de los ríos Huebras o Yeltes, o de la presencia de partículas radiactivas en el aire. "Las dos únicas minas de uranio a cielo abierto se hallan en Rumanía y la República Checa. Francia y Portugal han cerrado las suyas. Lo que se pretende ( en 2017) es aprovechar un momento en que esta materia prima, el uranio, experimentaba gran demanda para especular". Tampoco se ha informado de los daños medioambientales irreversibles como la disminución del caudal del Duero, los posibles vertidos y el cambio de la morfología del río.
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