Estas especies pueden convertirse en invasoras cuando son liberadas o escapan al medio natural, donde encuentran condiciones favorables para su reproducción y supervivencia. Una vez establecidas, pueden competir con las especies autóctonas por recursos como alimento y hábitat, alterando el equilibrio ecológico. Por ejemplo, la carpa común (Cyprinus carpio), introducida en la Península Ibérica en el siglo XVII, se ha establecido en ríos como el Pisuerga desde la década de 1950, donde compite con especies nativas y afecta la calidad del agua. El Día de Valladolid
En cuanto al tamaño, las carpas koi pueden alcanzar tamaños significativos en cuerpos de agua amplios. Aunque no es común que lleguen a pesar 13 kilos, en condiciones ideales pueden crecer considerablemente.
Respecto a los ríos afectados por especies invasoras, en España se han identificado más de 300 especies exóticas invasoras en ecosistemas acuáticos interiores. Entre ellas se encuentran peces como el black bass (Micropterus salmoides), originario de América del Norte, y el siluro (Silurus glanis), introducido en la Península Ibérica. Estas especies alteran los ecosistemas acuáticos, afectando a las poblaciones de peces autóctonos y modificando hábitats. La gestión y control de estas especies invasoras requieren inversiones significativas. Por ejemplo, la erradicación de la caña común (Arundo donax), considerada una de las 100 especies más peligrosas del mundo, puede costar alrededor de un millón de euros por kilómetro de río recuperado. El País
Además de las especies mencionadas, otros ejemplos de especies invasoras en los ríos españoles incluyen el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), el mejillón cebra (Dreissena polymorpha) y el coipú (Myocastor coypus). Estas especies compiten con la fauna autóctona, alteran hábitats y requieren esfuerzos continuos de gestión y control para mitigar sus impactos. El Periódico de España
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