sábado, 24 de febrero de 2024

Los testimonios de los hibakusha.


 El 9 de agosto de 1945 Estados Unidos lanzó las bombas atómicas para evitar que la Unión Soviética sacara tajada de su incipiente involucre en las operaciones del frente del Pacífico. Miles de personas murieron aplasatadas o achicharradas. El calor extremo tras las explosiones obligó a los escasos supervivientes a huir a los ríos en busca de un alivio, donde muchos se ahogaron. A finales de ese año, las víctimas del puerto comercial de Nagasaki y de la ciudad industrial de Hiroshima sumaban 200.000 personas. Pero solo eran la avanzadilla de la muerte, porque la radiación seguía allí, y sus efectos secundarios también. El termino "hibakusha" significa superviviente de la bomba atómica pero teniendo en cuenta de que las secuelas de la radiación son permanentes quizá sea mejor traducirlo como "afectados por la bomba atómica".

Cuando la madre de Yuki Mishamoto, un periodista japonés, tenía 6 años cayó la bomba de Hiroshima. La niña estaba a un kilómetro del centro de la explosión, supuestamente en su casa, aunque tras su deceso, su tía le dijo a Yuki que quizá estaba todavía más cerca, en una escuela primaria donde murieron los alumnos por centenares. Toda la vida esta mujer padecía una rara dolencia llamada síndrome de Menière, una anomalía en el oído interno que causa vértigo y hipoacusia a los treinta, inyecciones para aumentar el número de los glóbulos rojos en la cuarentena, y tumores cancerosos a los 50. Murió a los 62 años.

El abuelo de Yoki murió de irradiación aguda. Su abuela, de cáncer de pulmón. La prima de Yuki, cuya madre estaba en Hiroshima aquel día, desarrolló una enfermedad auto-inmune que acabó con su vida a los cincuenta y pocos años.

Muchos "hibakushas" defienden la paz y la abolición de las armas nuclerares. Parte de sus aspiraciones se hicieron realidad cuando las Naciones Unidas pusieronen marcha el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, aunque ni Estados Unidos ni Japón lo han ratificado.


"Soy un hibakusha de tercera generación; sin embargo, no he sido demasiado consciente de ello a lo largo de mi vida. Aún así,por toda Nagasaki hay cicatrices visibles de la época del bombardeo, como son las paredes carbonizadas. Espero que quienes visiten Nagasaki transmitan las historias de terror relacionadas con la bomba atómica".

HIDEKI KUROITA Y SU HIJA KIHARU. (37 y 5)

"Sería ideal que todos pudiesemos cultivar en nosotros mismos la capacidad de dignificarnos los unos a los otros en lugar de enfadarnos por nuestras diferencias."

RYOUGA SUWA. (84).

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