El primer documento histórico en el que aparece la palabra "propaganda" es de 1622, cuando el Papa Gregorio XV estableció la Santa Congregatio de Propagande Fide de la Iglesia Católica y Romana. Así se estableció unas oficinas para estudiar como hacer llegar al pueblo el mensaje de la Contrarreforma.
Los escritos de Julio César acerca del modo en que derrotó a la conferedación de tribus galas son un ejemplo en el que él es el producto de cargo a nuevos cargos públicos frente a Pompeyo, que no había participado en esa campaña.
Los escritos de Julio César acerca del modo en que derrotó a la conferedación de tribus galas son un ejemplo en el que él es el producto de cargo a nuevos cargos públicos frente a Pompeyo, que no había participado en esa campaña.
Su hijo adoptivo y sobrino Augusto se ganó el favor de la plebe colocando estatuas suyas en el Foro de Roma y erigiendo templo a su nombre, lo que le convertía en un gobernante que trabajaba con el beneplácito y la aprobación de los dioses consagrados en esos templos. También ayudaron a conseguir apoyo a Augusto las monedas acuñadas con su rostro y los escritos de un historiador hagiógrafo, Tito Livio en su obra AB URBE CONDITA UBRI (desde la fundación de la ciudad, traducción del latín).
1588. España ha perdido una buena oportunidad de invadir Inglaterra y derrocar a Isabel I por culpa de las disputas entre los oficiales al mando, la negativa de abordar las naves y llegar al cuerpo a cuerpo de los ingleses y de las tormentas. Algunas naves se estrellaran contra los acantilados de Escocia e Irlanda, para los cuales la flota no dispone de portulanos. La mayor parte de la flota regresó a España sin sufrir grandes daños. La propaganda inglesa presentó este fracasó como una evidencia de que la Divina Providencia apoyaba los intereses de Inglaterra. Isabel I Tudor ordenó que se acuñasen monedas con el lema "DIOS SOPLÓ Y ELLOS FUERON DESTRUIDOS. Los propagandistas isabelinos insistieron en que se trataba de una victoria de los virtuosos y laboriosos protestantes contra la decadente Roma papal, aupada de una arrogante Corona española.
1588. España ha perdido una buena oportunidad de invadir Inglaterra y derrocar a Isabel I por culpa de las disputas entre los oficiales al mando, la negativa de abordar las naves y llegar al cuerpo a cuerpo de los ingleses y de las tormentas. Algunas naves se estrellaran contra los acantilados de Escocia e Irlanda, para los cuales la flota no dispone de portulanos. La mayor parte de la flota regresó a España sin sufrir grandes daños. La propaganda inglesa presentó este fracasó como una evidencia de que la Divina Providencia apoyaba los intereses de Inglaterra. Isabel I Tudor ordenó que se acuñasen monedas con el lema "DIOS SOPLÓ Y ELLOS FUERON DESTRUIDOS. Los propagandistas isabelinos insistieron en que se trataba de una victoria de los virtuosos y laboriosos protestantes contra la decadente Roma papal, aupada de una arrogante Corona española.
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