Cuando el cazador de trofeos Walter Palmer disparó contra el león Cecil en 2015, el felino se convirtió en na celebridad, su muerte fua anunciada por todos los medios de comunicación, y el hombre que lo mató fue convertido en un vilano sin un rasgo positivo y forzado a esconderse.
Andrew Loveridge ha escrito LION HEARTED sobre este incidente de caza.
ERES LA PERSONA QUE EQUIPÓ A CECIL CON UN RADIOCOLLAR. DESCRIBE LA EXPERIENCIA Y CÓMO TE SENTISTE CUANDO, SIETE AÑOS MÁS TARDE, ESCUCHASTE QUE LO HABÍAN MATADO.
Le puse el collar por primera vez en 2007. Era uno de los miembros de una coalición de dos machos que se movían por nuestra zona de estudio. Era un excelente ejemplar, pero la mayoría de los machos están en esa zona. Lo estudié durante siete años.
Vivía en el Parque Nacional de Hwange, y llegó a ser muy conocido por los equipos de investigadores uy los turistas. Estaba habituado a acercarse a los vehículos, por lo que siempre teníamos excelentes fotografías y vídeos de él.
¿CÓMO MURIÓ CECIL?
Palmer, un dentista y cazador de trofeos, lo atrajo a una zona fuera del Parque donde no existían cuotas de caza con una carcasa de carroña de elefante, lo deslumbraron con unos focos de todoterreno y le dispararon con un arco y unas flechas. Solo lo hirieron, porque Cecil tardó hasta 12 horas en morir desangrado. Luego los cazadores se acercaron al lugar donde murió el león, a 350 metros de donde fue alcanzado por la flecha, y lo remataron con una bala. Es uno de los clásicos ejemplos de caza enlatada.
Palmer perdió la licencia de caza en los Estados Unidos por no seguir los reglamentos de caza de trofeos sostenible del Parque y otras hazañas parecidas. Unos desconocidos le destrozaron la consulta de dentista.
Pero la cosa no fue a más porque el Gobierno de Zimbabwe demostró que los que promocionaron el safari no le dijeron que iba a ser una cacería ilegal de un león con radiocollar. El Gobierno estadounidense también lo exoneró porque había pagado 40.000 dólares al Gobierno por la cacería y las licencias, así que no fue extraditado a Zimbabwe. Los dos rhodesianos que organizaron la caza enlatada si tuvieron que huir a la clandestinidad por alentar la caza furtiva.
Pero la cosa no fue a más porque el Gobierno de Zimbabwe demostró que los que promocionaron el safari no le dijeron que iba a ser una cacería ilegal de un león con radiocollar. El Gobierno estadounidense también lo exoneró porque había pagado 40.000 dólares al Gobierno por la cacería y las licencias, así que no fue extraditado a Zimbabwe. Los dos rhodesianos que organizaron la caza enlatada si tuvieron que huir a la clandestinidad por alentar la caza furtiva.
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