viernes, 11 de octubre de 2019

El capitán Kidd, cazador de piratas.

Londres ,mayo de 1701. El cuerpo del capitán Kidd acaba de caer sobre la tablazón del patíbulo.La soga no ha resistido su peso. Tres de sus oficiales acaban de ser ahorcados.

Ebrio de ron y de asco, el capitán recita los versos de un salmo y los capores del alcohol le conceden una tregua. Son sus últimos diez minutos de vida: el tiempo que elverdugo tarda en recomponer los desperfectos de la plataforma y el parroco de Newgate tarda en preguntarle si está en paz con Dios. Kidd lo está, entre otras cosas porque es inocente de la acusación de piratería.

Kidd recuerda a su esposa, Sarah Bradley, con la que disfrutó de todo lo que la colonia de Nueva York podía ofrecer. El día de la boda, la pareja de novios y sus invitados aceptaron una invitación al ahorcamiento del gobernador Leister. A Kidd le quedaba mucho todavía para convertise en cazador de piratas pero ese mismo años de 1691 perseguió al corsario francés que había saqueado Block Island. frente a las costas de Long Island. Después trabajó como capitán de goletas mercantes una temporada mientras seguía labrándose un porvenir en Nueva York.

El comerciante de Albany Robert Livingston, el capitán Gilles Shelley y el futuro alcalde de Nueva York Phillip French idearon un plan para hacer dinero fácil siguiendo las directrices del rey Guillermo III, harto de los piratas que asolaban las colonias británicas en el Nuevo Mundo.

Según desvela Richard Zacks en su libro EL CAZADOR DE PIRATAS ( Lumen, 2003 ) estos "navegaban pocas veces bajo la bandera negra de la calavera y las tibias cruzadas ( la Jolly Roger), y desde luego no lo hacían enel siglo XVII. En general, optaban por una estratagema guerrera y usaban la bandera de algún país (...) Rara vez enterraban sus tesoros, sino que se les los bebían o los gastaban en prostitutas (...) Toda la comida y el alcoholdebían repartirse equitativamente(...). Blasfemaban en abundancia y a menudo vestían con ropa extravagante y escandalosa". No se lo pensaban dos veces ala hora de torturar a sus víctimas ni de violar a las pasajeras.

Livingston se reunió con el anciano conde Bellomotn en su mansión de Dover Street para explicarle su plan. Se dotaría a Kidd de un barco de la Armada Real para que persiguiera a los piratas. Lo ilegal de todo este asunto no es proporcionar una patente de corso sino que los inversores se arrogaban el derecho de retener cualquier embarcación que capturara Kidd sin comunicárselo al Almirantazgo

Ciatro lores del partido whig aportaron las 6.000 libras para equipar a Kidd. Se trataba de Charles Talbot, segundo conde de Swrewsbury; del conde de Romney; de Lord John Sommer un jurista; y del joven alnirante Edward Russell, hijo del duque de Bedford.

El Adventure Galley apresó un pesquero frente a Terranova, y en la colonia de Nueva York, Kidd reclutó una tripulación en los bajos fondos, prometiéndoles tres cuartas partes del botín requisado a los piratas. El resto iría a parar a las arcas de los inversores.

Kidd y sus 152 hombres pasaron 16 meses (1696-1697) peinando los océanos sin toparse con ninguna nave francesa ni con ninguna sospechosa de piratería. Es más para colmo de males, su tripulación enfermó durante una estancia en una isla africana y hubo que carenar el buque. Tampoco las relaciones con el capitán del Spectre, buque con patente de corso de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales eran buenas.

Pronto la suerte de Kidd cambia y asalta una flota de peregrinos musulmanes, para disgusto y desconcierto del capitán del Spedtre, que lo considera un acto de piratería. "Pudo parecer un acto de saqueo pirata pero lo cierto es que la misión de Kidd era saquear a los piratas después de que estos asaltaran otras naves. Como se trataba de forajidos,era lícito robarles. No había cabida para las reclamaciones en el Almirantazgo", defiende Zacks.

Tras una escasa suerte con los botines legales, los marineros se convencieron, espoleados por otro capitán pirata, Culliford, de que Kidd les había escamoteado 10.000 libras de oro. Tras estudiar con toda seriedad amotinarse, optaron por engrosar la tripulación de Culliford en 1698 en la isla de Sainte Marie, frente a Madagascar. Kidd solo conservó a los ancianos, los grumetes y los marineros enfermos.

Los rumores sobre supuestos actos de piratería de Kidd llegaron a Londres, donde el Almirantazgo dio orden de zarpar al buque de guerra HMS Queensborough en su persecución. mientras que la protesta de la Compañía de las Indias Occidentales incitaban a Guillermo III a perseguir a "esa persona que se armó hace cerca de dos o tres años (...) pero que ha vuelto a su antiguo oficio y ha robado tanto como cualquiera de ellos".

Kidd regresa a Nueva York con un cargamento se setenta libras en peso de oro y cien de plata, así como 17 fardos de mercancías, y el recuerdo de un buque con 30.000 libras en su interior cerca de La Española. Con todo esto, esperaba que sus armadores hablasen en su favor o dilatasen el proceso. Pero el viejo conde de Bellomont se había arruinado y sus antiguos patrocinadres le dieron la espalda.

Kidd fue el primer "pirata" que testificó ante la Cámara de los Comunes. Reivindicó su inocencia y exculpó a sus patrocinadores, pero tuvo la peor de las suertes. La Fiscalía llamó a declaran como testigos a los hombres que lo habían abandonado para dedicarse a la piratería de verdad junto al capitán Culliford. Kidd redacto en Newgate un alegato que comenzaba con estas palabras: Si la misión que se me encomendó fue ilegal, o de consecuencias perjudiciales para el comercio de la Nación, quienes debíansufrir por ello deberían ser mis armadores, que conocían las leyes, y no yo, convertido en un instrumento de su codicia".

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