miércoles, 27 de mayo de 2020

El ministerio del Tiempo y la evacuación del Museo del Prado.

En 2020 Velazquez se paseo por el Museo del Prado con unos auriculares cuando ve desaparecer ante sus ojos Las Meninas. Informa del incidente a Salvador que envía a dos patrullas al año 1937. Pacino, Irene y Velázquez irán a Paris para averiguar por qué Picasso no está pintando el Guernica. Un incorporado Julián, convertido en uno de los patrulleros más broncos que ha tenido la institución, y Lola Mendieta, se irán al Madrid asediado por los nacionales, bombardeado por los Chatos, para averiguar por qué desaparecen tantos cuadros.




La trama nos lleva a la evacuación del Museo del Prado en noviembre de 1937, para salvar de los bombardeos los tesoros pictóricos españoles. En una República anticlerical había que educar a unos fanatizados milicianos para que sintieran como también suyos los cuadros religiosos de Murillo y El Greco.

Si durante el siglo XIX los campesinos se vengaban quemando conventos del deslucimiento de la faena de los toreros en las fiestas patronales, en una situación de guerra, el peligro de expolio o destrucción por parte de las personas que tenían que proteger esos cuadros era alto.

Otra cosa es que los convoyes que trasladaban los tesoros artísticos a Valencia tenían que circular por la pésima y llena de baches red viaria española a 15 kilómetros por hora. También estaba el peligro de ser un blanco fácil para una escuadrilla de aviones o lo que hicieran los milicianos de los controles. LAS MENINAS, el cuadro que nos ocupa, tuvo que ser sacado de un camión y llevado a mano por los operarios del Museo porque un puente era demasiado bajo.

José Calvo Poyato, novelista histórico y ensayista, afirma que la saca de los cuadros fue totalmente innecesaria porque los nacionales no hubieran atacado el Museo del Prado adrede. Que se trataba de tener un recurso fuera del país, los cuadros y las esculturas, para pagar a Stalin el armamento y el asesoramiento militar.

Lasmalas consecuencias de las sacas se vieron con el traslado a México de las colecciones minusmáticas del Museo Arqueológico, que desaparecieron en manos de coleccionistas privados e intermediarios. Que no se perdiera ninguno de los cuadros del Prado no deja de ser un milagro.

De Valencia los cuadros fueron trasladados a Barcelona, desde allí cruzaron la frontera francesa, y poor último acabaron en Ginebra, en la sede de la Sociedad de Naciones, donde se exhibieron hasta el final de la Guerra.

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