viernes, 1 de mayo de 2020

La influencia del Quijote en la literatura posterior.


Sabemos que Don Quijote cabalgó en la España del siglo XVII, que es la época en la que vivió su autor. Pero el novelista Salman Rushdie nos propone una propuesta interesante y traslada las andanzas de Don Quijote al siglo XXI, de la mano de Sam DuChamp, un escritor mediocre que convierte a nuestro Alonso Quijano en un vendedor obsesionado con la telerrealidad. Ama platonicamente a una de sus protagonistas de la misma manera que nuestro hidalgo bebía los vientos por Dulcinea. La novela se llama QUIJOTE.

El éxito de la primera novela fue tal fulminante que un tal Alonso Fernández de Avellaneda publica una segunda parte apócrifa en la que el Ingenioso Hidalgo viaja a Zaragoza para participar en unas justas. Cuando Cervantes escriba la segunda parte hará escarnio de la continuación de Avellaneda.

En 1613 William Shakespeare escribe la obra teatral CARDENIO, hoy perdida, basada en el relato de los amores de Cardenio con la muchacha Luscinda de la primera novela.

En 1836 Dickens publica LOS PAPELES PÓSTUMOS DEL CLUB PICWICK donde se basa en la relación entre Alonso Quijano y el escudero Sancho Panza para describir la relación entre Samuel Picwick y su criado Sam Weller. En 1856 Gustave Flaubert crea la versión femenina del Quijote, MADAME BOVARY, en la que una mujer de clase burguesa pierde el sentido de la realidad a causa de sus lecturas. Mientras que en el caso de Alonso Quijano fueron las novelas de hechos caballerescos, en el caso de Bovary fueron las novelas románticas.

Otro novelista francés del siglo XIX parodia las novelas de aventuras y de exploraciones de África en su novela TARATARÍN DE TARASCÓN, donde el protagonista, un rentista rechoncho no tiene mejor idea que dejarlo todo e ir al continente negro para cazar un león.

En España, el escritor canario Benito Pérez Galdós se basa en Don Quijote para recrear NAZARÍN, la historia de un cura alucinado que se lanza por los caminos a mendigar para vivir de este modo la radicalidad de la pobreza cristiana. Como guiño a Cervantes, Nazarín es de Miguelturra, un pueblo de Ciudad Real muy próximo al de Sancho.

En las obras del estadounidense Mark Twain, Tom Sawyer es el idealista, mientras que Huckleberry Finn no se hace ilusiones sobre la realidad del Sur de los Estados Unidos que le rodea, aunque nunca intente romper con esta realidad en serio, ni siquiera cuando intenta ayudar a escapar al esclavo Jim.

En el siglo XXI, vemos estas influencias de la obra maestra de Cervantes en THE BIG BANG THEORY en la figura de Sheldon Cooper, como físico alucinado mientras que Leonard Hofstadter es su reverso sensato y bonachón.

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