viernes, 1 de mayo de 2020

Un par de accidentes "oportunos".


A pesar de los años transcurridos son muchos los que creen que Francisco Franco estaba al frente del levantamiento contra la Segunda República del 18 de julio de 1936. Es cierto que era uno de los generales más respetados, porque había ocupado los cargos de jefe del Estado Mayor y director de la Academia General Militar. Pero había otros militares que podrían rivalizar con el como Manuel Goded o José Sanjurjo.

La actitud de Franco ante las conspiraciones de los militares africanistas es de prudencia o de duda. Prueba de ello es la carta que envió el 23 de junio de 1936 al jefe de Gobierno, Santiago Casares Quiroga, advirtiéndole del ruido de sables. Quizá esa es la clave de su carácter y de lo que pasó posteriormente. Como diría de él Sanjurjo en 1932. "Franquito, cuquito, va a lo suyito". Solo el asesinato del politico monárquico y conservador José Calvo Sotelo el 13 de julio le hicieron decantarse por los golpistas.

La tarde del 8 de marzo de 1936 Mola, Franco, Andrés Saliquet y Joaquín Fanjul se reunieron en la casa del diputado de la coalición derechista CEDA, José Delgado Barreto. Se acordó que el líder del golpe sería Sanjurjo, el héroe del desembarco de Alhucemas de 1925, que entonces se encontraba exiliado en Portugal a causa del fracaso de otra intentona golpista en 1933.

Pero Sanjurjo moría en un accidente con una avioneta monomotor De Havilland DH 80 "Puss Moth", pilotada por el también conspirador Juan Antonio Ansaldo, poco después de despegar del aeródromo Quinta de Marinha, cerca de Cascais. El aparato, sobrecargado, no pudo alcanzar la altura de despegue y se estrelló contra un muro.

El 25de julio se creaba en Burgos la Junta de Defensa Nacional, presidida por el general Miguel Cabanellas. Franco no formó parte de ello en un principio, aunque lo haría de facto el 3 de agosto y oficialmente desde el 17 de septiembre de 1936.

Avanzada la guerra, a principios de 1937, en el bando nacional se habían perfilado dos corrientes. La del sur, dirigida por Queipo de Llano y Franco, con tropas experimentadas y de élite como la Legión, depositario de la ayuda militar de Roma y de Berlín. Mola, en el norte, tiene problemas de abastecimiento. Las malas lenguas dicen que Franco le escatimaba los pertrechos porque quería tomar Madrid él mismo en lugar de Mola.

El 28 de septiembre de 1936, Franco había planteado la necesidad de un mando único. Lo hizo durante dos reuniones en el aeródromo de San Fernando. De allas saldría investido como Jefe del Gobierno y de los Ejércitos del Estado, con la oposición de Cabanellas, que prefería un mando colegiado, y la reticencia de Mola, que prefería ganar primero la guerra antes de plantear qué tipo de Gobierno necesitaba España.

Pero Mola prionto desaparecería de la escena. El 3 de junio de 1937 despegaba desde  el aeródromo de Vitoria para dirigirse a Valladolid, vía Burgos, cuando cerca de está última, su bimotor Aírsped Envoy se estrelló, presumiblemente a causa de la niebla, en un cerro cerca de Alcocero. La baraka había actuado de nuevo en beeficio de Franco, convertido ya en Jefe de Estado. No solo se había librado de su principal rival, sino que se había ahorrado un problema, que antes o después se habría planteado.


USTEDES NO SABEN LO QUE HAN HECHO, NO LE CONOCEN COMO YO, QUE LO TUVE A MIS ÓRDENES. SI LE DAN AHORA ESPAÑA, VA A CREERSE QUE ES SUYA Y NO DEJARÁ QUE NADIE LE SUSTITUYA NI EN LA GUERRA NI TRAS ELLA, HASTA SU MUERTE.

General Miguel Cabanellas (1872-1938)


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