"No, no, no... A mí me llamas señor o señor presidente. Hoy puedes hacer el imbécil, pero hay que cantar el Himno de los Partisanos y la Marsellesa", respondió Macron. Todo corresto. Lo que ya no fue correcto fue lo siguiente.
"El día que quieras hacer la revolución aprende a alimentarte por tí mismo y a tener un título, y emtonces ya podrás dar lecciones". Eso es humillar de una forma desproporcionada a un chaval que solo deseaba llamar la atención del presidente y no conocía la forma adecuada de hacerlo.
Los políticos quieren parecer cercanos y acercarse a las masas, pero eso puede ser más cerca de lo que desearían. Todos sabemos que una figura de autoridad política no es simplemente Manu, pero de ahí que se quiera inferir que un chico sea un niño malcriado o un mal ciudadano va un abismo.
Al dia siguiente una periodista apellidada Crosnier fue al centro escolar del chico. Estaba muy angustiado porque todo el mundo se reía de él a causa del incidente y se marchaba a casa por una puerta lateral antes de finalizar las clases. "Es un chico bastante majo, muy popular en el centro, pero teme que todo esto, de hacerse pública su identidad o la del centro donde estudia traiga malas consecuencias para él o para sus profesores", explicó la periodista Crosnier.
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