domingo, 14 de junio de 2020

Cada guerra del siglo XX con su droga.

La relación entre las drogas y los soldados es tan vieja como la guerra. Los combatientes han tomado estimulantes casi siempre facilitados por el propio Ejército para mejorar su rendimiento.


PRIMERA GUERRA MUNDIAL.


Potasio y magnesio. Las condiciones de vida en las trincheras de la Primera Guerra Mundial eran espantosas y el reparto de raciones irregular. Lo más normal era que los soldados cayeran pronto enfermos. Los servicios de Intendencia les facilitaban estimulantes para mantenerlos concentrados durante las guardias nocturnas y para eliminar la sensación de hambre. Si el soldado tenía suerte conseguía un poco de cocaína pero por lo general se les daba una mezcla de potasio y magnesio llamada nevrostenina.


SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.


Anfetaminas. Tanto los aliados como las potencias del Eje proporcionaban a sus soldados la anfetamina que hoy conocemos como cristal. Los nazis consumían una anfetamina llamada Pervitin que les permitió avanzar a marchas forzadas por Europa en 1940. Hacia 1944 los nazos estaban experimentando con prisioneros de los campos de concentración DI-X, una nueva droga que combinaba metaanfetamina y un opiaceo. Los soldados no llegaron a probarla porque fueron derrotados antes.


GUERRA FRÍA.


Dexebrina. Es una anfetamina que facilita la concentración y que los psiquiatras de 2020 recetan a los niños con hiperactividad. Su uso ha sido muy polémico. En 2003 unos periodistas denunciaron que los pilotos de caza seguían tomándola, cosa que ha negado el Ejército de los Estados Unidos.


VIETNAM.


Fue la apoteosis de las drogas para un mundo que no estaba tan bien informado como el nuestro de las consecuencias. Los soldados estadounidenses bebieron demasiado, fumaron marihuana y más del 30 por ciento acabaron probando la heroína. Atentos a la combinación de drogas, selva y fusiles de asalto. Según fuentes del Ejército de los Estados Unidos el 45 por ciento de los marines destacados en Vietnam tomaron alguna droga durante su campaña. La mayoría no tuvo problemas para dejarlo en cuanto regresaron a la vida civil. No sé lo que pasó con los que no pudieron dejarlo.


AFGANISTÁN E IRAK.


En 2012 los estadounidenses pudieron leer un artículo de THE NEW YORK TIMES titulado ¿POR QUÉ DROGAMOS A NUESTROS SOLDADOS?. Denunciaban que se les recetaba a los soldados Ritalin y Percocet para evitar la sensación de cansancio, como analgésico y para combatir el stress postraumático en el frente. Solo que algunos seguían tomando estas píldoras al regresar a la vida civil.


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