El 3 de septiembre de 1939, día en que Gran Bretaña declara la guerra a Alemania, Freud anota en su agenda que ha recibido en su consulta a un prestigioso catedrático de Oxford. Nunca sabremos de quién se trataba ni de las razones que le llevaron allí, por el asunto del secreto profesional.
Armand Nicoli es un doctor de psiquiatría de Harvard que ha querido imaginar en su obra teatral LA CUESTIÓN DE DIOS (Rialp, 2004), adaptada magistralmente en esta película, que se tratase del escritor de novela fantástica y apologista cristiano C.S. Lewis, amigo personal y coetáneo de otro escritos del mismo género llamado Tolkien.
C.S Lewis, el autor de LAS CRÓNICAS DE NARNIA, acudiría a la consulta de Freud atormentado por sus experiencias en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y por su conversión al cristianismo más tradicional y sus valores. Freud está enfermo (morirá a finales de ese mes) pero vigorosamente lúcido como pensador ateo. El tercer personaje de esta película es Anna Freud, la primera psicoanalista y discípula de su padre, con el que tiene una fuerte dependencia edípica emocional.
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